viernes, 18 de diciembre de 2015


                JEAN PIAGET, ETAPAS DEL DESARROLLO


https://www.youtube.com/watch?v=WrMIc8t20dc



FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE PIAGET Y VYGOTSKY




https://www.youtube.com/watch?v=J6aM4vrrqeU

lunes, 14 de diciembre de 2015

INTELIGENCIA
Goleman, la inteligencia emocional
Desde hace siglos se pensaba que la función de la inteligencia era conocer y resolver problemas teóricos. La razón se convirtió en la facultad intelectual más importante, y la ciencia en su mayor creación; en cambio, el mundo afectivo fue despreciado, la pesada herencia de la carne, como diría Shakespeare.
Hemos recibido como herencia la imagen de un ser humano escindido. A un lado la cabeza y al otro el corazón: aquélla es la sede de la claridad; éste, el sótano de la confusión. ¿Por qué una persona con un brillante expediente académico no siempre logra más éxito profesional? ¿Por qué algunas personas disfrutan más de a vida que otras? ¿Por qué unos son fuertes en condiciones adversas (piensa en una oposición) mientras que otros se hunden a la primera?
El psicólogo Daniel Goleman responde a estos interrogantes en su obra la Inteligencia emocional, donde resalta el poder de los sentimientos y emociones frente a la fría lógica racional, porque libres de emociones no seríamos humanos.
Para D. Goleman la inteligencia emocional es la forma de interactuar con el mundo, engloba habilidades como el control de los impulsos, la motivación, la perseverancia o la empatía. Ellas configuran rasgos de personalidad como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, indispensables para la adaptación social.
D. Goleman destaca cinco habilidades de la inteligencia emocional:
1. Conciencia de uno mismo. Se trata de conocernos a nosotros mismos (virtudes, debilidades, emociones e impulsos), darnos cuenta de lo que sentimos o necesitamos, para dirigir mejor nuestras vidas. Esta competencia se manifiesta en personas que piensan antes de actuar y se responsabilizan de sus actos.
2. Autocontrol emocional. Es la habilidad de controlar nuestras emociones e impulsos para adecuarlos a un objetivo. Las personas que poseen esta competencia controlan el estrés y la ansiedad ante situaciones difíciles y son flexibles ante los cambios y las nuevas ideas
3. Automotivación. Es la capacidad de motivarse uno mismo para lograr nuestros objetivos. Esto supone saber demorar la gratificación y sofocar la impulsividad, no rendirse a la ansiedad o el derrotismo, cuando tropezamos con las dificultades contratiempos de la vida.
4. El reconocimiento de las emociones ajenas. La empatía es la capacidad de “ponernos en el lugar de los demás”. Las personas empáticas son capaces de escuchar a otro y entender sus problemas o necesidades. Esto les permite trascender los prejuicios estereotipos, aceptar las diferencias y ser tolerantes, aptitudes muy necesarias en una sociedad multicultural.
5. El control de las relaciones. Es el talento para manejar las relaciones con los demás saber persuadir e influenciar a los demás. Una persona con habilidades sociales sabe liderar grupos y dirigir cambios, trabajar en equipo y crear buen ambiente dentro de un grupo.
La vida emocional crece en un área del cerebro llamada sistema límbico, sobre todo en la amígdala, que funciona como una especie de vigía de la mente. Ahí nacen las sensaciones de placer o disgusto, de ira o miedo. Pero es en el neocórtex donde se procesa las señales interiores o exteriores, lo que nos permite hacer planes y tener expectativas. Esta dicotomía hace que nuestros actos se rijan por dos tipos de mentes: una emotiva y otra racional. Las dos funciones son inteligentes y se complementan.
No podemos elegir nuestras emociones, ni se pueden desconectar o evitar. Pero sí podemos controlar nuestras reacciones emocionales, y lo que hagamos con ellas depende de nuestro nivel de inteligencia emocional.
Piaget, el desarrollo de la inteligencia
Jean Piaget (1896-1980) ha desarrollado la teoría más coherente sobre el desarrollo intelectual. En lugar de preocuparse por medir la inteligencia, lo que se intenta es explicar los mecanismos de su funcionamiento. Esta teoría constructivista concibe los procesos cognitivos como resultado de la interacción activa e innovadora del individuo con su entorno físico y social. Durante el proceso de desarrollo, el niño construye su propia estructura cognitiva a partir de la maduración, el aprendizaje y la experiencia.
Etapas del desarrollo cognitivo
La inteligencia no es innata ni se adquiere en bloque; es el resultado de la interacción del individuo y la experiencia. J. Piaget planteó que el" ser humano pasa por cuatro estadios en su evolución intelectual:
1. Inteligencia sensorio-motriz (0-2 años)
El niño conoce el medio físico y social mediante el uso de sistemas sensoriales (la visión y la audición) y motrices (el uso de la boca y la mano para explorar el mundo).
Las características de esta etapa son:
- El recién nacido sólo posee actos reflejos (succión, llanto). Los reflejos son conductas innatas, respuestas ante la situación ambiental (estímulos).
- Más tarde, los reflejos se organizan en hábitos y la percepción es discriminativa: el niño distingue la imagen de los padres de las de otras personas y coordina la percepción y prensión: coge los objetos que percibe.
- En tercer lugar, aparece la inteligencia sensorio-motriz, que le permite manipular objetos. Es “sensoriomotriz” porque sólo utiliza percepciones de objetos presentes y movimientos coordinados entre sí. El niño de dos años entiende que los seres humanos siguen existiendo aunque estén ausentes de la escena, y pueden realizar actos inteligentes, como tirar del mantel de una mesa para acercar un objeto (medio-fin).
2. Inteligencia preoperativa (2 a 6-7 años)
En este estadio surge el pensamiento representativo. El niño puede usar palabras, imágenes y otros símbolos para referirse a entidades que existen en su entorno. La representación comienza con la imitación -los niños imitan gestos y movimientos de distintos modelos- y el juego, et dibujo y el lenguaje también ayudan al desarrollo infantil. El lenguaje permite al niño reconstruir sus acciones pasadas en forma de relato y anticipar el futuro mediante la representación verbal y el diálogo consigo mismo. Así surgen las propiedades del pensamiento infantil, y son: animismo (concibe las cosas como si estuvieran vivas) y egocentrismo (capta una situación sólo desde su punto de vista).
3. Operaciones concretas (7-11 años)
El niño realiza operaciones con objetos que percibe y manipula, y aprende las nociones de cambio y permanencia. El descubrimiento de las relaciones entre objetos por su forma y color Le permitirá construir esquemas más complejos.
Realizar operaciones concretas se debe a un esquema del pensamiento: las conservaciones. Por ejemplo, el niño puede modelar una bola o una salchicha con plastilina. Antes de los siete años cree que (con respecto a la otra) se ha modificado la cantidad de materia, el peso y el volumen; hacia los siete años admite la constancia de la materia; a los nueve, la conservación del peso, y a los once, la del volumen.
4. Operaciones formales (12-16 años)
Durante este periodo, los adolescentes logran desprenderse de los objetos inmediatos para razonar sobre lo abstracto y lo posible. Aparece el pensamiento hipotético, comienzan a hacer razonamientos condicionales (“si..., entonces...”) y, aunque la hipótesis no se cumpla, el adolescente es capaz de deducir las consecuencias que se derivan de ella.
Köhler, la inteligencia animal
Las distintas especies que habitan nuestro planeta disponen de dos mecanismos complementarios para resolver a adaptación a su entorno.
Uno es la programación genética, que permite desencadenar pautas de conducta complejas, sin apenas experiencia previa y con un alto valor de supervivencia (por ejemplo, reconocimiento y huida ante depredadores, pautas de cortejo, etc.), pero son respuestas rígidas, incapaces de adaptarse a nuevas condiciones.
El otro mecanismo adaptativo es el aprendizaje, que permite modificar la conducta ante los cambios ambientales. Es más flexible y eficaz a largo plazo, y es más característico de las especies superiores.
La inteligencia considerada como adaptación a nuevas situaciones no es específica del ser humano; la poseen muchos animales, aunque en distinto grado. Múltiples investigaciones muestran que algunos animales pueden resolver problemas y formular planes.
Respecto a La solución de problemas, los chimpancés y tos delfines han demostrado notables aptitudes ante diferentes pruebas. En general, se piensa que Los chimpancés disponen de una inteligencia asociativa, que les capacita para aprender por ensayo y error, y utilizar instrumentos simples de su contexto físico (palos y piedras).
El psicólogo alemán Wolfgang Köhler trabajó en un centro de investigación con primates en 1914 en Canarias, donde diseñó varios experimentos para comprobar la inteligencia de los chimpancés.
Un experimento consistía en poner fuera del alcance de un chimpancé un plátano y permitir que pudiera utilizar un pato de herramienta para alcanzar la fruta. La mayoría de los chimpancés evaluaban la situación con rapidez y solucionaban el problema. Después el plátano se puso más lejos y se colocaron dos cañas que podían ensamblarse para permitir alcanzar el plátano, pero sólo uno de los chimpancés de Köhler, Sultán, logró encajar los palos y alcanzar la fruta. Se demostró así que el chimpancé es capaz de afrontar una situación nueva y, si tiene todos los elementos a la vista, mostrar una solución al problema.
Otro ejemplo de inteligencia es la “pesca” de termitas realizada por los chimpancés. Algunos chimpancés adultos quitan las hojas de largas ramas e introducen éstas en los agujeros de los termiteros. Cuando las retiran se comen las termitas que se encuentran agarradas a ellas. Los chimpancés más jóvenes observan a los adultos antes de intentarlo ellos mismos.
Los chimpancés pueden aprender y saber que una pieza de plástico coloreado significa aceptación y que otra de distinto color significa negación o utilizar signos verbales que funcionan como palabras significativas. Y a diferencia de La mayoría de los primates, los chimpancés se reconocen a sí mismos en el espejo, tienen sentido de su propia identidad. Confrontados con su imagen en el espejo, otros monos reaccionan atacándolo como si fuera otro. Los chimpancés, sin embargo, reaccionan la primera vez como los niños y enseguida se reconocen a sí mismos.
La capacidad mental de los chimpancés no es idéntica a la humana. Indudablemente, el avance evolutivo de nuestra inteligencia y La aparición de códigos simbólicos que nos permiten disponer de la realidad sin tenerla presente, e incluso crearla, nos distingue claramente del resto de los animales.
Gardner, inteligencias múltiples
El psicólogo de la Universidad de Harvard Howard Gardner estableció una nueva concepción sobre la inteligencia en su libro Frames of Mind (1983): su teoría de las inteligencias múltiples. Esta teoría se basa en investigaciones en el ámbito de las ciencias cognitivas, de La psicología evolutiva y de la neurociencia de pacientes con daños cerebrales, personas superdotadas y con niños de diferentes culturas.
H. Gardner considera que la inteligencia es una amalgama de destrezas para crear, aprender y resolver problemas, que permite al individuo resolver las situaciones de la vida y hacer algo valioso para una comunidad o cultura. La mayoría de los individuos tienen todas esas inteligencias, aunque su desarrollo depende de la dotación biológica, su interacción con el entorno y de la cultura imperante en su momento histórico. Las inteligencias se combinan y usan en diferentes grados de manera personal y única.
H. Gardner reconoce que las inteligencias se pueden desarrollar, cuando hasta hace poco tiempo era considerada innata e inamovible y que en el viaje de la vida no basta con tener buen expediente académico.
Todos sabemos que algunas personas aprenden con más facilidad que otras, que hay diferencias entre personas que se desarrollan en un medio social u otro, y de igual manera que existen diferentes personalidades, hay distintos perfiles intelectuales. A continuación, presentamos una breve descripción de tos ocho tipos de inteligencia:
Inteligencia lingüística: es la capacidad para usar palabras de manera efectiva, sea en forma oral o por escrito. Esta inteligencia incluye Las habilidades que se relacionan con el dominio del lenguaje: la poética (los creadores del lenguaje), la retórica de los políticos (el. lenguaje para persuadir a otros), la mnemotecnia (el. lenguaje para recordar información), la explicación (dar argumentos) y el metalenguaje (el lenguaje para
hablar sobre el lenguaje). Es propia de poetas, escritores, oradores y abogados.
Inteligencia lógico-matemática: es la capacidad para utilizar los números y razonar adecuadamente. Esta inteligencia incluye la comprensión de los esquemas y relaciones lógicas, las proposiciones (si-entonces; si y sólo si..., entonces; causa-efecto) y las abstracciones. Los procesos que esta inteligencia utiliza comprenden: la categorización, la clasificación, la inferencia, la generalización, eL cálculo y la demostración de hipótesis. Es característica de científicos, filósofos, matemáticos y programadores informáticos.
Inteligencia espacial: es la aptitud para percibir de forma correcta el mundo visual espacial (explorador y guía) y ejecutar transformaciones sobre esas percepciones (ingeniero, arquitecto, artista, decorador e inventor). Esta inteligencia incluye la sensibilidad al color, la forma, et espacio y las relaciones que existen entre estos elementos.
Inteligencia musical: es la capacidad de transformar (un compositor), expresar (un músico que toca el violín), discriminar (crítico musical) y escuchar (un aficionado a la música) las formas musicales. Esta inteligencia incluye la sensibilidad al ritmo, el tono o la melodía de una pieza musical.
Inteligencia kinestésica: es la capacidad para utilizar el propio cuerpo, la expresión corporal y la manipulación efectiva de objetos, y se manifiesta en actividades como la cirugía médica, el baile, la artesanía o los deportes.
Inteligencia intrapersonal (conocimiento de sí mismo): consiste en comprender los propios pensamientos, sentimientos y emociones para guiar la propia conducta. Esta inteligencia supone tener una autoimagen precisa (virtudes y limitaciones), conciencia de los estados de ánimo, conocer los propios motivos o deseos, y tener autocomprensión y disciplina. Es característica de psicólogos, filósofos y artistas.
Inteligencia interpersonal (capacidades sociales): es la capacidad de entender e interactuar bien con los demás. Esta inteligencia incluye la sensibilidad a las expresiones faciales, la voz y los gestos, la capacidad para discriminar diferentes clases de señales interpersonales y saber responder de manera efectiva en la práctica (por ejemplo, influenciar a un grupo de personas para seguir una línea de acción). Es propia de educadores, médicos y políticos.
Inteligencia naturalista: es la capacidad de distinguir, clasificar y utilizar objetos del mundo natural. Fue incorporada por Gardner a su teoría en 1,995, después de realizar algunos experimentos. Incluye las habilidades de observación, reflexión y cuestionamiento de nuestro entorno.
Si consideramos que La teoría de Gardner es correcta, las pruebas de CI tradicionales sólo miden una parte de la inteligencia: las habilidades lingüísticas, lógico-matemáticas y espaciales. Una implicación de esta teoría es que Las escuelas desperdician el potencial humano. Y ahora que conocemos los tipos de inteligencia y los estilos de enseñanza-aprendizaje, es absurdo que sigamos insistiendo en que todos los alumnos aprendan las mismas cosas y de la misma manera.
Por tanto, los sistemas educativos deben conseguir que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea una práctica personalizada y descubrir los talentos de cada persona, qué campos del conocimiento te atraen más y dónde podría desarrollar mejor sus habilidades.
Alfred Binet, psicometría  (1857-1911)
Fue un pedagogo y psicólogo francés. Se le conoce por su esencial contribución a la psicometría y a lapsicología diferencial como diseñador del test de predicción del rendimiento escolar, en colaboración con Théodore Simon, que fue base para el desarrollo de los sucesivos test de inteligencia. El test tenía como finalidad práctica y única la de identificar a escolares que requerían una atención especial. Tenía la esperanza de que su test se utilizaría para mejorar la educación de los niños, aunque temía que se empleara para etiquetarlos y en consecuencia se limitaran sus oportunidades
El cociente intelectual o CI en forma abreviada, es una puntuación, resultado de alguno de los test  estandarizados diseñados para medir la inteligencia. En dicho método, se dividía la "edad mental" por la "edad cronológica" y se multiplicaba el resultado por 100, dando como resultado el mencionado cociente.
Aunque aún se emplea habitualmente el término CI para referirse al resultado de un test de inteligencia, se basa en la proyección del rango medido del sujeto en una campana de Gauss formada por la distribución de los valores posibles para su grupo de edad, con un valor central (inteligencia media) de 100 y una desviación estándar de 15. Los valores por encima de 100 están por encima de la media; los valores por debajo de 100 están por debajo de la media. Distintos test pueden tener distintas desviaciones estándar.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Pirámide de Maslow: la jerarquía de las necesidades humanas

Pirámide de Maslow

HUMANISMO Y TEORÍA DE RASGOS Y TIPOS

ABRAHAM MASLOW

Biografía
Abraham Maslow (Brooklyn, Nueva York, 1908-1970). Psicólogo humanista estadounidense.
Fue el primero de siete hermanos, sus padres eran emigrantes judíos no ortodoxos de Rusia. Estos, con la esperanza de lograr lo mejor para sus hijos en el nuevo mundo, le exigieron bastante para alcanzar el éxito académico. De manera poco sorprendente, Abraham fue un niño bastante solitario, refugiándose en los libros.
Para satisfacer a sus padres, primero estudió leyes en el City College de Nueva York. Después de tres semestres, se transfirió a Cornell y luego volvió al City College de Nueva York. Se casó con Berta Goodman, su prima mayor, en contra de los deseos de sus padres. Abraham y Berta tuvieron dos hijas.
Ambos se trasladaron a vivir a Wisconsin de manera que él pudiese acudir a la Universidad de la citada ciudad. Fue aquí donde empezó a interesarse por la psicología y su trabajo empezó a mejorar considerablemente. Pasaba tiempo trabajando con Harry Harlow, famoso por sus experimentos con bebés rhesus de mono y el comportamiento del apego.
Recibió su doctorado en psicología de la Universidad de Wisconsin en 1934. Es en este año cuando propone la teoría psicológica llamada hoy en día "Jerarquía de necesidades de Maslow", la cual es una teoría sobre la motivación humana. Un año después de su graduación, volvió a Nueva York para trabajar con E.L. Thorndike en la Universidad de Columbia, donde empezó a interesarse en la investigación de la sexualidad humana.
Comenzó entonces a dar clases a tiempo completo en el Brooklyn College. Durante este periodo de su vida, entró en contacto con muchos de los inmigrantes europeos que llegaban a Estados Unidos, y en especial a Brooklyn; personas como Alfred Adler, Erich Fromm, Karen Horney, así como varios psicólogos de la Gestalt y freudianos.
En 1951 Maslow pasó a ser Jefe del departamento de Psicología en Brandeis, permaneciendo allí durante 10 años y teniendo la oportunidad de conocer a Kurt Goldstein (quien le introdujo al concepto de auto-actualización) y empezó su propia andadura teórica. Fue aquí también donde empezó su cruzada a favor de la psicología humanística; algo que llegó a ser bastante más importante que su propia teoría.
Se le considera el iniciador de la tercera fuerza de la psicología. Las otras dos fuerzas son el psicoanálisis (Freud) y el conductismo (Watson). Pasó sus últimos años semi-retirado en California hasta que el 8 de junio de 1970 murió de un infarto del miocardio después de años de enfermedad.

ENFOQUE HUMANISTA.
            La llamada "tercera fuerza" de la psicología, la psicología humanista, se parece más al psicoanálisis que al conductismo (las otras dos "fuerzas") por la importancia concedida a los motivadores internos de la conducta, pero difiere del pensamiento clásico analítico en su confianza optimista en la naturaleza del hombre. Filosóficamente, los humanistas de encuentran en el mismo campo que el filósofo del siglo XVIII, Jean-Jacques Rousseau, quien creía que los individuos eran "nobles salvajes" que se desarrollaban como seres humanos productivos, alegres y buenos, a menos que experiencias desfavorables interfieren en su capacidad de manifestar su naturaleza más elevada. Esta idea contrasta poderosamente con el punto de vista de los psicoanalistas, que consideran a las personas como cautivos que luchan para liberarse de las tendencias oscuras y peligrosas de los instintos, y contrasta con las páginas en blanco de los conductistas.
            Los humanistas no provienen de ambientes médicos, como los primeros psicoanalistas, sino del campo de la educación y la psicología. Sus puntos de vista, conocidos como fenomenológicos, acentúan la importancia de la subjetividad, la experiencia singular del individuo; conceden toda la importancia a la posibilidad que tenemos de autorrealización a través de la espontaneidad, de la creatividad y del desarrollo personal.

 TEORÍA DE LA AUTOACTUALIZACIÓN DE MASLOW (1908-1970).
          La mayor contribución de este psicólogo, quien llamó a la psicología humanista la "tercera fuerza", fue su preocupación por las personas sanas más que por las enfermas. Estudiando la alegría, el entusiasmo, el amor y el bienestar en lugar del conflicto, la vergüenza, la hostilidad y la tristeza. Maslow se dedicó a investigar aquellas personas creativas que se desenvolvían adecuadamente en la sociedad. De estos estudios extrajo conclusiones sobre el desarrollo de la personalidad sana.
            La teoría de Maslow de la motivación humana descansa en la existencia de una jerarquía de necesidades. Estas necesidades son de dos tipos básicos: necesidades D que corrigen deficiencias (Deficit needs); y necesidades B que consiguen un nivel más alto en la existencia, el nivel superior se le denomina como una necesidad del ser (Being needs). Maslow decía que los seres humanos hemos de resolver nuestras necesidades básicas de supervivencia antes de preocuparnos de las necesidades de otro nivel superior. Hasta que no hayamos resuelto nuestras necesidades básicas, no podremos luchar para satisfacer las de un orden superior, como son las gratificaciones psíquicas y espirituales. La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide. Aquí aparecen de abajo hacia arriba, en el orden en que hemos de conseguirlas.

FISIOLOGÍA:Respiración, alimentación, descanso, sexo, homeostasis.
SEGURIDAD: Seguridad física, de empleo, de recursos, moral, familiar, de salud, de propiedad.
AFILIACIÓNAmistad, afecto, intimidad sexual.
RECONOCIMIENTO: Autoreconocimiento, confianza, respeto, éxito. 
AUTOREALIZACIÓN: Creatividad, espontaneidad, falta de prejuicios, resolución de problemas.

Así, una persona que lucha por respirar o tiene hambre, tiene una motivación primordial, la supervivencia básica. Cuando ésta esté asegurada podrá cambiar su atención para pasar a preocuparse de la seguridad o de la libertad. Sintiéndose relativamente seguro, buscará entonces la intimidad en sus relaciones de familia, los amigos y su pareja. Una vez que esté confortablemente unido por lazos afectivos con otra gente, podrá dirigir su atención a la preocupación de satisfacer su necesidad básica de auto-respeto. Hasta que un individuo no se siente sano, seguro, amado y competente, no puede buscar la auto-actualización, que consiste en la búsqueda de conocimiento, la apreciación de la belleza, la jovialidad, la auto suficiencia, la penetración de la verdad o algún otro de los quince principales valores B.

La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo una vez se han satisfecho necesidades inferiores en la pirámide. Las fuerzas de crecimiento dan lugar a un movimiento hacia arriba en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan las necesidades prepotentes hacia abajo en la jerarquía. En términos de economía se usaba mucho este método de jerarquización, hasta que se simplificó en una sola "felicidad".

            ¿Qué clase de persona logra este tipo de autorrealización o autoactualización? Maslow (1950) identificó 38 personas que él creía que habían realizado plenamente su potencial. Este selecto grupo incluía celebridades históricas, como Albert Einstein, Ludwig von Beethoven, Abraham Lincon y Eleanor Roosevelt, así como otros no tan conocidos. Después de estudiar de cerca la vida de estas personas, Maslow identificó 16 características que distinguen a estas personas de la gente común: un punto de vista realista ante la vida; la espontaneidad; preocupación por resolver los problemas más que pensar en ellos; necesidad de intimidad y un cierto grado de distanciamiento; independencia y capacidad de funcionar por su cuenta; una visión no estereotipada de la gente, de las cosas y de las ideas; una historia de experiencias cumbre profundamente espirituales y que pueden ser de naturaleza mística o religiosa y que a menudo tienen lugar cuando se actualiza un valor B, como los momentos en que la persona logra el conocimiento de alguna verdad; identificación con la raza humana; relaciones profundamente amorosas e íntimas con unas pocas personas; valores democráticos; la habilidad de separar los medios de los fines; sentido del humor vivo y no cruel; creatividad, inconformismo y la habilidad demostrada para alzarse por encima del ambiente más que ajustarse a él.
            Aunque la teoría de Maslow ha servido de inspiración para muchas personas y ha introducido un grato enfoque de la personalidad sana que es capaz de escalar la cima de la auto-realización, ha sido criticada por su falta de rigor científico, especialmente por la subjetividad al definir la auto-actualización. (Lo cual no debe de sorprendernos, ya que Maslow protestó contra el exceso de confianza en la ciencia y describió al científico desligado, altamente objetivo y orientado hacia la prueba, como un ejemplo de la persona que se resiste a cualquier cosa parecida a una experiencia cumbre).

miércoles, 23 de septiembre de 2015

SEGUIDORES DE FREUD

PSICOLOGÍA ANALÍTICA DE CARL JUNG (1875-1961).
            Considerado en un tiempo por Freud como su heredero en el trono, Jung, médico suizo, rompió con Freud por razones personales e intelectuales. Las mayores diferencias teóricas se refieren al rechazo de Jung de la sexualidad como el principal determinante de la conducta, su convicción de que la vida está dirigida en su mayor parte por las metas positivas y los objetivos que cada uno se establece y no sólo por factores intelectuales reprimidos y su énfasis en el crecimiento y el cambio a lo largo de la vida, en contraste con la creencia de Freud de que la personalidad quedaba inalterablemente establecida ya en la infancia.
            El aspecto más controvertido de la teoría de Jung es su creencia mística en los orígenes raciales o históricos de la personalidad. Defendió que las raíces de la personalidad son muy anteriores al nacimiento del individuo, se remontan a lo largo de generaciones, hasta la aurora de los orígenes de la especie humana. De nuestros distantes antepasados heredamos una predisposición común que moldea la manera de contemplar y responder a la vida. Nuestra personalidad está racialmente determinada. Para conocer más acerca de la evolución de esta personalidad racial o colectiva, Jung se dedicó al estudio de la mitología, la religión y las primeras creencias y ritos, así como los sueños y las manifestaciones neuróticas y psicóticas.
            Jung opinaba que la mente está constituida por el yo (la mente consciente), el inconsciente personal (material reprimido u olvidado) y el inconsciente colectivo (la parte de la mente derivada de los recuerdos ancestrales). El inconsciente colectivo está formado por arquetipos, ideas emocionalmente cargadas que unen los conceptos universales a la experiencia individual. Los arquetipos pueden ser descritos como símbolos de temas comunes que se encuentran a lo largo de generaciones y en todas las partes del mundo. Según Jung, poseemos muchos arquetipos con los que hemos nacido y que influyen en nuestra conducta. Por ejemplo, el arquetipo de la madre lo descubrimos cuando el bebé percibe a su madre, no sólo por el tipo de mujer que es y las experiencias que tiene de ella, sino también por el concepto preformado de madre con el que nace. Otros arquetipos son la persona (la máscara social que adoptamos), el anima (el arquetipo femenino en el hombre) y el animus (el arquetipo masculino en la mujer). También tenemos arquetipos para el nacimiento, la muerte, Dios, el niño, el viejo sabio y otros.
            Mucho más aceptadas fueron las ideas de Jung sobre la persona introvertida (orientada hacia su mundo interior subjetivo) y la persona extrovertida (orientada hacia el mundo exterior objetivo). Una persona puede a menudo ser descrita en uno de estos términos hasta aproximadamente la mitad de su vida, cuando la otra mitad emerge del inconsciente personal. Jung consideró que la transición en la mitad de la vida era importante también en otros aspectos. Este es el momento de la vida, dijo Jung (1931), en que la persona quiere quitarse la máscara que ha caracterizado su manera de relacionarse con al gente hasta entonces, y quiere expresar los sentimientos y emociones que ha estado reprimiendo hasta ese momento. Esto ayuda a explicar el fenómeno bien conocido de que los varones se vuelven más cuidadosos y emocionalmente más expresivos a mediana edad, mientras las mujeres se tornan más asertivas y orientadas hacia un fin.
            Como en el trabajo de Freud, el de Jung es difícil de probar por medio de la investigación y la experimentación. Aunque Jung no ha alcanzado el impacto de su "maestro", su influencia llega más allá de lo que realmente se reconoce. Fue Jung, por ejemplo, quien primero expresó el punto de vista optimista que los humanistas ampliaron más tarde y fue él quien primero enunció el concepto de la autorealización a través de la conducta dirigida a una meta. Esta visión optimista de la persona aún subyace en las teorías humanistas. Además, la expresión artística de las teorías de Jung puede ser contemplada en muchas películas, obras de teatro y novelas contemporáneas y quizá en el movimiento general hacia el misticismo que ha caracterizado muchos aspectos de la sociedad contemporánea.

LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO DE ALFRED ADLER (1870-1937).
             Médico vienés, como Freud, Adler también rompió con él por sus diferencias respecto a la sexualidad y el papel del inconsciente. Adler creyó que el individuo era primariamente social, no sexual, que el estilo de vida que una persona elige determina cómo ha de satisfacer sus necesidades sexuales y no al revés y qué es más importante explorar esa conducta consciente y dirigida a una meta que la motivación inconsciente. Aunque creyó que la naturaleza social del sujeto es innata, también mantuvo que los tipos de experiencias sociales que uno tiene con los demás, especialmente padres y hermanos durante la infancia, influyen en la manera de establecer sus relaciones a lo largo de la vida.
            Adler acuñó el término complejo de inferioridad. Creía que los individuos, algunas veces, tratan de equilibrar sus sentimientos de inferioridad, compensándolos, desarrollando lo que llamó uncomplejo de superioridad. Es posible que su interés en el tratamiento de los sentimientos de inferioridad y la importancia de las experiencias provenga de su propia infancia enfermiza.
            Como fundador de la "psicología del individuo", Adler insistió en la singularidad de los individuos. Con esta creencia fue el precursor de los humanistas, ya que hizo hincapié en el concepto de estilo de vida personal, que es el modo en que una persona lucha para vencer sus sentimientos de inferioridad y desarrolla un sentido de autovaloración para llegar finalmente a lo que los humanistas llamaron la "autorrealización" o de "auto-actualización".
            Adler ha ejercido gran influencia por sus análisis sobre el efecto del orden de nacimiento en la personalidad, por su énfasis en la influencia de los factores sociales más que los sexuales y por su insistencia en la conducta consciente y dirigida a una meta.
            Como Jung, Adler también ha considerado que la conducta se dirige hacia un propósito concreto en vez de estar motivada por factores inconscientes. Creía en la existencia de un sí mismo creador, un sistema personal que interpreta las propias experiencias y busca cuáles le llenarán más. En vez de subrayar los instintos básicos universales, Adler ha destacado la individualidad de la personalidad, que empuja a cada individuo en una dirección diferente para encontrar aquellas satisfacciones de la vida que le realizarán personalmente.
            El impulso más importante en la vida es, según Adler, el afán de superación, no sobre otra gente, sino sobre el propio sentimiento de inferioridad, que proviene inicialmente en el niño de la sensación de insuficiencia por la talla pequeña y la falta de poder. El complejo de inferioridad impulsa a la persona a superar aquellos primeros sentimientos de inferioridad y a lograr lo que algunos teóricos, como Abrahán Maslow, llamarían más tarde "auto-actualización".

KAREN HORNEY (1885-1952).
Horney, otra discípula de Freud que estuvo fuertemente influenciada por él y del que después se distanció, era también doctora especializada en psicoanálisis. Estaba convencida de que Freud sobreestimaba la importancia de los factores biológicos en el desarrollo de la personalidad, descuidando, en cambio, los factores sociales y culturales. Un ejemplo particularmente significativo de ello fue la reacción de Horney al concepto freudiano de la envidia de pene. Horney sostenía que cuando una mujer desea ser varón no es por unos rasgos físicos que le gustaría poseer, sino por "todas las ventajas y privilegios en que nuestra cultura son considerados como masculinos, como la fuerza, el coraje, la independencia, el éxito, la libertad sexual, el derecho a elegir compañero..." (1930).
            Horney (1945) atribuye la neurosis a la dificultad del niño para desenvolverse en un mundo potencialmente hostil, lleno de factores adversos, como la dominación, la indiferencia, la conducta irregular, la falta de respeto, los continuos cambios en el cariño, admiración, responsabilidad, etc. Piensa que el niño ansioso trata de desenvolverse en el mundo intentando satisfacer una o más de las diez necesidades, que caracteriza como neuróticas porque las considera irracionales. Esas necesidades van dirigidas a conseguir afecto y aprobación, a conseguir un compañero que se haga cargo de la propia vida, a conseguir poder, prestigio, logros personales, admiración personal, autosuficiencia e independencia, perfección e inexpugnabilidad, la necesidad de explorar a los demás y la de restringir la propia vida dentro de límites estrechos. Más tarde agrupó estas necesidades en tres formas básicas de respuesta: acercamiento hacia la gente (dependiendo de los otros), impulso en contra de los otros (convirtiéndose en un ser hostil y rebelde) y alejamiento de la gente (encerrarse dentro de sí mismo).
            La mayor diferencia entre la persona sana y la neurótica, dijo, es que el individuo sano puede integrar estas actitudes, unas veces dándose a los demás, otras luchando y otras aislándose, mientras que el neurótico está dirigido inflexiblemente en una sola de estas direcciones, sea o no apropiada a las circunstancias.


TEORÍA PSICOSOCIAL DE ERIK H. ERIKSON (1902-1986).
            E. H. Erikson es un teórico psicoanalítico contemporáneo que nació en Dinamarca, pero ha pasado la mayor parte de su vida en los EE.UU. Erikson ha continuado la tradición de Freud de transformar las teorías originales para ponerse al día con los cambios que impone el transcurso del tiempo.
            La mayor contribución de Erikson a la teoría de la personalidad consiste en subrayar el conflicto entre los instintos innatos y las demandas sociales. Sostiene que la cultura concreta en la que la persona crece determina cuáles serán los conflictos. Esta teoría, que incorpora tanto aspectos psíquicos como sociales, describe la maduración del individuo a través de ocho etapas a lo largo de su vida. En cada etapa el individuo se enfrenta con una crisis, la resolución de la cual puede tener un resultado positivo o negativo, dependiendo de la habilidad de la persona para producir un equilibrio sano. Por ejemplo, en el primer año de vida el niño debe desarrollar el nivel adecuado de confianza (para que pueda establecer relaciones íntimas) y de desconfianza (para protegerse en un mundo a veces hostil). Aunque los escritos principales de Erikson (1959, 1963, 1968) se refieren a la infancia y la adolescencia, continuó el pensamiento de Jung y Adler sobre el desarrollo adulto y extendió sus etapas hasta la vejez.

ERICH FROMM (1900-1980).
            Nacido en Frankfurt, estudió en las Universidades de Heidelberg, Frankfurt y Munich. Fue uno de los fundadores del "Instituto psicoanálitico" de Frankfurt. Su interés por el marxismo, y especialmente por la concepción marxista del hombre y la necesidad de superar el estado de alienación, lo acercó a Horkheimer y a otros miembros del "Instituto de Investigación Social", al punto que se cita a veces a Fromm como uno de los frankfurtianos" (Escuela de Frankfurt). La posibilidad de acercar Freud a Marx y de proporcionar bases psicológicas y filosófico-antropológicas al marxismo parecían una base segura de cimentar la asociación de Fromm con el "Instituto" mencionado. Sin embargo, tanto la formación, principalmente religiosa y ética, de Fromm, como la interpretación que daba Freud, lo alejaron de la Escuela de Frankfurt. Contribuyó a ello, además su insistencia en aspectos psicológicos y "existenciales" de Marx. Fromm ha declarado que su orientación freudiana, aunque muy distinta de la "ortodoxa", sigue siendo importante en su pensamiento, ya que sólo los conceptos del carácter humano desarrollados por Freud permiten una adecuada comprensión del hombre contemporáneo. Los análisis psicológicos de Fromm son a la vez existencialistas y psicosociales. En una de sus más influyentes obras, Fromm ha mostrado que hay varios mecanismos que  inducen al hombre a huir de la libertad. Esta huída es huída de sí mismo y una de las formas que adopta el "instinto de muerte" freudiano. Fromm ha tomado muchos de los hechos y problemas de la época contemporánea -el autoritarismo, el temor, la soledad, el amor a sí mismo (y el amor de sí mismo)- y los ha sometido a los que a veces se ha llamado "psicoanálisis humanístico". Ha subrayado los aspectos sociales y morales de la práctica del psicoanálisis, especialmente en la medida en que ha considerado que las enfermedades mentales tienen un importante, si no predominante, carácter social y moral.
Erich Fromm nació en Frankfurt, Alemania en 1900. Su padre era un hombre de negocios y más bien colérico y con bastantes cambios de humor. Su madre estaba deprimida con frecuencia.
Como Jung, Erich provenía de una familia muy religiosa, en este caso de judíos ortodoxos. El mismo se denominó más tarde un “místico ateo”.
En su autobiografía, habla de dos eventos acontecidos en su adolescencia:
El primero tiene que ver con una amiga de la familia de 25 años; era hermosa, atractiva y además pintora. Casi siempre estaba en compañía de su padre viudo. Un día le llega la noticia de que su padre había muerto e inmediatamente después ella se había suicidado, dejando un testamento que estipulaba que su deseo era ser enterrada al lado de su padre.
El joven Erich, en ese momento con 12 años, se pregunta “¿por qué?”. Más tarde, encontraría algunas respuestas en Freud.
El segundo evento fue la Primera Guerra Mundial. A la tierna edad de 14 años, pudo darse cuenta de hasta dónde podía llegar el nacionalismo. El odio, la “histeria de guerra”, le asustó, como debía pasar. Se encontró nuevamente queriendo comprender algo irracional (la irracionalidad de las masas) y halló algunas respuestas, esta vez en los escritos de Karl Marx.
Para finalizar con la historia de Fromm, recibió su doctorado en Heidelberg en 1922 y empezó su carrera como psicoterapeuta. Se mudó a los EEUU en 1934 (¡una época bastante popular para abandonar Alemania!), estableciéndose en la ciudad de Nueva York, donde conocería muchos de los otros grandes pensadores refugiados unidos allí, incluyendo a Karen Horney, con quien tuvo un romance.
Cerca del final de su carrera, se mudó a ciudad Méjico para enseñar. Murió en Suiza en 1980.
Tal y como se sugiere en su biografía, la teoría de Fromm es más bien una combinación de Freud y Marx. Por supuesto, Freud enfatizó sobre el inconsciente, los impulsos biológicos, la represión y demás. En otras palabras, Freud postuló que nuestro carácter estaba determinado por la biología. Por otro lado, Marx consideraba a las personas como determinados por su sociedad y más especialmente por sus sistemas económicos.
Fromm añadió a estos dos sistemas bastante deterministas algo extraño a ellos: la idea de libertad. Él animaba a las personas a trascender los determinismos que Freud y Marx les atribuían. De hecho, Fromm hace de la libertad la característica central de la naturaleza humana.
Un buen ejemplo sería el determinismo casi puro de la biología animal, al igual que dice Freud, por lo menos aquellas especies simples. Los animales no están ocupados en su libertad; sus instintos se hacen cargo de todo.
Un buen ejemplo de determinismo socio-económico (al igual que considera Marx), es la sociedad tradicional dela Edad Media. Si tu padre era un labrador, tú serías labrador. Si tu padre era rey, tú también llegarías a serlo. No hay dudas, no hay motivo para la búsqueda de un alma; simplemente nos adaptamos y nunca sufrimos una crisis de identidad.
Históricamente hablando esta simple pero dura vida empieza a perfilarse durante el Renacimiento, donde las personas empiezan a considerar a la humanidad como el centro del universo, en vez de Dios. Después vino la Reforma, que introdujo la idea de cada uno de nosotros éramos responsables individualmente de la salvación de nuestra alma. Y luego sobrevinieron las revoluciones democráticas tales como la Revolución Americana y la Francesa. En este momento parece que estamos supuestos a gobernarnos a nosotros mismos. Posteriormente vino la Revolución Industrial, de repente, nos convertimos en empleados y consumidores. Luego vinieron las revoluciones socialistas tales como la rusa y la china, que introdujeron la idea de la economía participativa. Además de ser responsable de tu manutención, tenías que preocuparte de tus empleados.
Así, tras casi 500 años, la idea del individuo, con pensamientos, sentimientos, consciencia moral, libertad y responsabilidad individuales, se estableció. Pero junto a la individualidad vino el aislamiento, la alienación y la perplejidad. La libertad es algo difícil de lograr y cuando la tenemos nos inclinamos a huir de ella.
Fromm describe tres vías a través de las cuales escapamos de la libertad:

Autoritarismo. Buscamos evitar la libertad al fusionarnos con otros, volviéndonos parte de un sistema autoritario como la sociedad de la Edad Media. Hay dos formas de acercarse a esta postura: una es someterse al poder de los otros, volviéndose pasivo y complaciente. La otra es convertirse uno mismo en un autoritario. De cualquiera de las dos formas, escapamos a una identidad separada.
Fromm se refiere a la versión más extrema de autoritarismo como masoquismo y sadismo.

Destructividad. Responden al dolor volviéndolo en contra del mundo: si destruyo al mundo, ¿cómo puede hacerme daño? Es este escape de la libertad lo que da cuenta de la podredumbre indiscriminada de la vida (brutalidad, vandalismo, humillación, crimen, terrorismo…).
Fromm añade que si el deseo de destrucción de una persona se ve bloqueado, entonces puede redirigirlo hacia adentro de sí mismo. La forma más obvia de auto destructividad es por supuesto, el suicidio. Pero también podemos incluir aquí muchas enfermedades como la adicción a sustancias, alcoholismo o incluso la tendencia al placer de entretenimientos pasivos.

Conformidad autómata. Cuando necesitamos replegarnos, nos refugiamos en nuestra propia cultura de masas. Cuando me visto en la mañana, ¡hay tantas decisiones que tomar! Puedo fijarme en la TV que, como un horóscopo, me dirá rápida y efectivamente qué hacer. Si hablo como…, si pienso como…, si siento como…cualquier otro de mi sociedad, entonces pasaré inadvertido; desapareceré en medio de la gente y no tendré la necesidad de plantearme mi libertad o asumir cualquier responsabilidad. Es la contraparte horizontal del autoritarismo.
La persona que utiliza la conformidad autómata es como un camaleón social: asume el color de su ambiente. Ya que se ve como el resto de los demás, ya no tiene que sentirse solo. Desde luego no estará solo, pero tampoco es él mismo. El conformista autómata experimenta una división entre sus genuinos sentimientos y los disfraces que presenta al mundo.
De hecho, dado que la “verdadera naturaleza” de la humanidad es la libertad, cualquiera de estos escapes de la misma nos aliena de nosotros mismos. Como lo dice Fromm: “El hombre nace como una extrañeza de la naturaleza; siendo parte de ella y al mismo tiempo trascendiéndola. Él debe hallar principios de acción y de toma de decisiones que reemplacen a los principios instintivos. Debe tener un marco orientativo que le permita organizar una composición consistente del mundo como condición de acciones consistentes. Debe luchar no sólo contra los peligros de morir, pasar hambre y lesionarse, sino también de otro peligro específicamente humano: el de volverse loco. En otras palabras, debe protegerse a sí mismo no sólo del peligro de perder su vida, sino de perder su mente”

Familias
Escoger la forma en la cual escapamos de la libertad tiene bastante que ver con el tipo de familia en la que crecemos. Fromm describe dos tipos de familias no productivas.

Familias simbióticas. La simbiosis es la relación estrecha entre dos organismos que no pueden vivir el uno sin el otro. En una familia simbiótica, algunos miembros de la familia son “absorbidos” por otros miembros, de manera que no pueden desarrollar completamente sus personalidades por sí mismos. El ejemplo más obvio es el caso donde los padres “absorben” al hijo, de forma que la personalidad del chico es simplemente un reflejo de los deseos de los padres. En muchas sociedades tradicionales, este es el caso con muchos niños, especialmente de las niñas.
El otro ejemplo es el caso donde el niño “absorbe” a sus padres. En este caso, el niño domina o manipula al padre, que existe esencialmente para servir al niño. Es bastante común en la relación entre el hijo y su madre.

Familias apartadas. De hecho, su principal característica es su gélida indiferencia e incluso su odio helado. Aún cuando el estilo familiar de “repliegue” ha estado siempre con nosotros, ha llegado sólo a dominar algunas sociedades en los últimos pocos cientos de años; esto es, desde que la burguesía (la clase comerciante) arribó a la escena con fuerza.
La versión “fría” es la más antigua de las dos, propia del norte de Europa y partes de Asia, y en todas aquellas partes donde los comerciantes han sido considerados como una clase formidable. Los padres son muy exigentes con sus hijos, de los cuales se espera que persigan los más altos estándares de vida. El castigo es radical y frío, “por tu propio bien”. De forma alternante, una cultura puede utilizar la culpa y la retirada de afecto como castigo. De cualquiera de las maneras, los niños de estas culturas se tornan hacia el logro en cualquiera que sea la noción de éxito que éstas posean.
El segundo tipo de familias apartadas es la familia moderna, y se puede hallar en la mayoría de los lugares más avanzados del mundo, de manera especial en EEUU. Los cambios en las actitudes de la crianza infantil ha llevado a muchas personas a estremecerse ante el hecho de un castigo físico y culpa en la educación de sus hijos. La nueva idea es a criar a tus hijos como tus iguales. Un padre debe ser el mejor “compi” de su hijo; la madre debe ser la mejor compañera de su hija. Pero, en el proceso de controlar sus emociones, los padres se vuelven bastante indiferentes. Ya no son, de hecho, verdaderos padres, sólo cohabitan con sus hijos. Los hijos, ahora sin una auténtica guía adulta, se vuelven a sus colegas y la “media” en busca de sus valores. Esta es, por tanto, ¡la superficial y televisiva familia!
El escape de la libertad es particularmente obvia aquí: es una conformidad autómata.
¿Qué hace a una familia buena, sana y productiva? Fromm sugiere que ésta sería una familia donde los padres asumen la responsabilidad de enseñar a sus hijos a razonar en una atmósfera de amor. El crecer en este tipo de familias permite a los niños aprender a identificar y valorar su libertad y a tomar responsabilidades por sí mismos y finalmente por la sociedad como un todo.

El inconsciente social
Pero nuestras familias la mayoría de las veces sólo son un reflejo de nuestra sociedad y cultura. Fromm enfatiza que embebemos de nuestra sociedad con la leche de nuestra madre. Es tan cercana a nosotros que con frecuencia olvidamos que nuestra sociedad es tan sólo una de las múltiples vías de lidiar con las cuestiones de la vida. Muchas veces creemos que la manera en que hacemos las cosas es la única forma; la forma natural. Lo hemos asumido tan bien que se ha vuelto inconsciente (el inconsciente social). Por esta razón, en muchas ocasiones creemos que estamos actuando en base a nuestro propio juicio, pero sencillamente estamos siguiendo órdenes a las que estamos tan acostumbrados que no las notamos como tales.
Fromm cree que nuestro inconsciente social se entiende mejor cuando examinamos nuestros sistemas económicos. De hecho, define, e incluso nombra, cinco tipos de personalidad, las cuales llama orientaciones en términos económicos.

La orientación receptiva. Estas son personas que esperan conseguir lo que necesitan; si no lo consiguen de forma inmediata, esperan. Creen que todas las cosas buenas y provisiones provienen del exterior de sí mismos. Este tipo es más común en las poblaciones campesinas, y también en culturas que tienen abundantes recursos naturales, de manera que no es necesario trabajar demasiado fuerte para alcanzar el sustento propio. También es fácil encontrarlo en la escala más inferior de cualquier sociedad: esclavos, siervos, familias de empleados, trabajadores inmigrantes…todos ellos están a merced de otros.
Esta orientación está asociada a familias simbióticas, especialmente donde los niños son “absorbidos” por sus padres y con la forma masoquista (pasiva) de autoritarismo. En su presentación extrema puede caracterizarse por adjetivos como sumiso y anhelante. De forma más moderada, se presenta con adjetivos como resignada y optimista.

La orientación explotadora. Estas personas esperan conseguir lo que desean a través de la explotación de otros. De hecho, las cosas tienen un valor mayor cuanto sean tomadas de otros: la dicha es preferiblemente robada, las ideas plagiadas, y el amor se consigue basándose en coerción. Este tipo es más común en la historia de las aristocracias y en las clases altas de los imperios coloniales. Piénsese por ejemplo en los ingleses en la India: su posición estaba basada completamente en su poder para arrebatar a la población indígena. Alguna de sus características más notables es la habilidad de mantenerse muy cómodos ¡dando órdenes!. También la podemos encontrar en los bárbaros pastores y pueblos que se apoyan en la invasión (como los Vikingos).
La orientación explotadora está asociada al lado “chupóptero” en la familia simbiótica. En los extremos, son sujetos agresivos, seductores y engreídos. Cuando están mezclados con cualidades más sanas, son asertivos, orgullosos y cautivadores.

La orientación acaparadora. Las personas que acumulan tienden a mantener consigo esas cosas; reprimen. Consideran al mundo como posesiones y como potenciales posesiones. Incluso los amados son personas para poseer, mantener o comprar. Fromm, perfilando a Marx, relaciona este tipo de orientación con la burguesía, la clase media comerciante, así como los terratenientes ricos y los artistas. Lo asocia particularmente con la ética laboral protestante.
La retención está asociada a las formas más frías de familias apartadas y con destructividad. En su forma pura, significa que eres terco, tacaño y poco imaginativo. Si perteneces a una forma menos extrema, serías resolutivo, económico y práctico.

La orientación de venta. Esta orientación espera vender. El éxito es una cuestión de cuán bien puedo venderme; de darme a conocer. Mi familia, mi trabajo, mi escuela, mis ropas; todo es un anuncio, y debe estar “perfecto”. Incluso el amor es pensado como una transacción.
Este tipo moderno surge de la fría familia apartada, y tiende a utilizar la conformidad autómata para escapar de la libertad. En un extremo, la persona “que se vende” es oportunista, infantil, sin tacto. En casos más moderados, se perciben como resueltos, juveniles y sociales. ¡Lo superficial lo es todo!.

La orientación productiva. Existe, no obstante, una personalidad más sana, a la que Fromm ocasionalmente se refiere como la persona que no lleva máscara. Esta es la persona que sin evitar su naturaleza social y biológica, no se aparta nunca de la libertad y la responsabilidad. Proviene de una familia que ama sin sobresaturar al sujeto; que prefiere las razones a las reglas y la libertad sobre la conformidad.
La sociedad que permita un crecimiento de este tipo de personas no existe aún, lo llama socialismo comunitario humanista, Humanista significa que está orientado a seres humanos y no sobre otra entidad estatal superior o a algún ente divino. Comunitario significa compuesto de pequeñas comunidades, como opuesto a un gran gobierno central corporativo. Socialismo significa que cada uno es responsable del bienestar del vecino.

Fromm dice que las primeras cuatro orientaciones viven el modo o modelo de tenencia. Se centran en el consumo, en obtener, en poseer…Se definen por lo que tienen. Fromm dice que el “yo tengo” tiende a convertirse en el “ello me tiene”, volviéndonos sujetos manejados por nuestras posesiones.
Del otro lado, la orientación productiva vive en el modo vivencial. Lo que eres está definido por tus acciones en el mundo. Vives sin máscara, viviendo la vida, relacionándote con los demás, siendo tú mismo.
Dice que la mayoría de las personas, ya acostumbradas al modo de tenencia, usan el verbo tener para describir sus problemas: “Doctor, tengo un problema: tengo insomnio. Aunque tengo una bonita casa, niños estupendos y un matrimonio feliz, tengo muchas preocupaciones.” Este sujeto busca al terapeuta para que le quite las cosas malas y que le deje las buenas; casi igual que pedirle a un cirujano que te quite las piedras de tu vesícula. Lo que deberías decir es más como “estoy confuso. Estoy felizmente casado, pero no puedo dormir…”. Al decir que tienes un problema, estás evitando el hecho de que tú eres el problema; una vez más estás evitando la responsabilidad de tu vida.

Orientación
Sociedad
Familia
Escape de la libertad
Receptivo
Sociedad campesina
Simbiótica (pasiva)
Autoritario (masoquista)
Explotador
Sociedad aristocrática
Simbiótica (activa)
Autoritario (sádico)
Acaparadora
Sociedad burguesa
Apartada (puritana)
Perfeccionista a destructivo
De venta
Sociedad moderna
Apartada (infantil)
Conformista autómata
Productiva
Socialismo Comunitario Humanista
Amorosa y razonable
Libertad y responsabilidad reconocida y aceptada

Maldad
Fromm siempre estuvo interesado en tratar de comprender a las personas verdaderamente malévolas de este mundo; no solamente a aquellas que sencillamente eran estúpidas, estaban mal guiadas o enfermas, sino a aquellas con total conciencia de maldad en sus actos, fuesen llevados a cabo como fuere.
Todas las orientaciones que hemos mencionado, productivas y no productivas; sea en el modo de tenencia o de ser, tienen una cosa en común: todas constituyen un esfuerzo para vivir, están intentando adaptarse a la vida. Son, usando su palabra, biófilos, amantes de la vida.
Pero existe otro tipo de personas que él llama necrófilos (amantes de la muerte). Tienen una atracción pasional de todo lo que es muerte, destrucción, podredumbre, y enfermizo; es la pasión de transformar todo lo que está vivo en lo no-vivo; de destruir por el solo hecho de destruir; el interés exclusivo en todo esto es puramente mecánico. Es la pasión de “destrozar todas las estructuras vivientes”.
Fromm hace algunas sugerencias sobre cómo surge este tipo de sujetos. Dice que debe existir algún tipo de influencia genética que les previene de sentir o responder a los afectos. También añade que deben haber tenido una vida tan llena de frustraciones que la persona se pasa el resto de su vida inmerso en la rabia. Y finalmente, sugiere que deben haber crecido con una madre también necrófila, de manera que el niño no ha tenido a nadie de quien recibir amor. Es muy posible que la combinación de estos tres factores provoque esta conducta. Aún así, subsiste la idea de que estos sujetos son plenamente conscientes de su maldad y la mantienen. Desde luego, son sujetos que necesitan estudiarse más profundamente.

Discusión
De alguna forma, Fromm es una figura de transición, o si lo prefiere, un teórico que aúna otras teorías; para nosotros, de forma eminente, une las teorías freudianas con las neo-freudianas que hemos visto (especialmente a Adler y Horney) y las teorías humanistas que discutiremos más adelante. De hecho, está cerca de ser un existencialista.
Otro aspecto de su teoría es único de él: su interés en las raíces económicas y culturales de la personalidad. Nadie anterior ni posteriormente a él lo ha dicho de una forma tan directa: nuestra personalidad es hasta una extensión considerable, un reflejo de tales cuestiones como clase social, estatus minoritario, educación, vocación, antecedentes religiosos y filosóficos y así sucesivamente. Esto se puede deber a su asociación con el marxismo.