miércoles, 23 de septiembre de 2015

SEGUIDORES DE FREUD

PSICOLOGÍA ANALÍTICA DE CARL JUNG (1875-1961).
            Considerado en un tiempo por Freud como su heredero en el trono, Jung, médico suizo, rompió con Freud por razones personales e intelectuales. Las mayores diferencias teóricas se refieren al rechazo de Jung de la sexualidad como el principal determinante de la conducta, su convicción de que la vida está dirigida en su mayor parte por las metas positivas y los objetivos que cada uno se establece y no sólo por factores intelectuales reprimidos y su énfasis en el crecimiento y el cambio a lo largo de la vida, en contraste con la creencia de Freud de que la personalidad quedaba inalterablemente establecida ya en la infancia.
            El aspecto más controvertido de la teoría de Jung es su creencia mística en los orígenes raciales o históricos de la personalidad. Defendió que las raíces de la personalidad son muy anteriores al nacimiento del individuo, se remontan a lo largo de generaciones, hasta la aurora de los orígenes de la especie humana. De nuestros distantes antepasados heredamos una predisposición común que moldea la manera de contemplar y responder a la vida. Nuestra personalidad está racialmente determinada. Para conocer más acerca de la evolución de esta personalidad racial o colectiva, Jung se dedicó al estudio de la mitología, la religión y las primeras creencias y ritos, así como los sueños y las manifestaciones neuróticas y psicóticas.
            Jung opinaba que la mente está constituida por el yo (la mente consciente), el inconsciente personal (material reprimido u olvidado) y el inconsciente colectivo (la parte de la mente derivada de los recuerdos ancestrales). El inconsciente colectivo está formado por arquetipos, ideas emocionalmente cargadas que unen los conceptos universales a la experiencia individual. Los arquetipos pueden ser descritos como símbolos de temas comunes que se encuentran a lo largo de generaciones y en todas las partes del mundo. Según Jung, poseemos muchos arquetipos con los que hemos nacido y que influyen en nuestra conducta. Por ejemplo, el arquetipo de la madre lo descubrimos cuando el bebé percibe a su madre, no sólo por el tipo de mujer que es y las experiencias que tiene de ella, sino también por el concepto preformado de madre con el que nace. Otros arquetipos son la persona (la máscara social que adoptamos), el anima (el arquetipo femenino en el hombre) y el animus (el arquetipo masculino en la mujer). También tenemos arquetipos para el nacimiento, la muerte, Dios, el niño, el viejo sabio y otros.
            Mucho más aceptadas fueron las ideas de Jung sobre la persona introvertida (orientada hacia su mundo interior subjetivo) y la persona extrovertida (orientada hacia el mundo exterior objetivo). Una persona puede a menudo ser descrita en uno de estos términos hasta aproximadamente la mitad de su vida, cuando la otra mitad emerge del inconsciente personal. Jung consideró que la transición en la mitad de la vida era importante también en otros aspectos. Este es el momento de la vida, dijo Jung (1931), en que la persona quiere quitarse la máscara que ha caracterizado su manera de relacionarse con al gente hasta entonces, y quiere expresar los sentimientos y emociones que ha estado reprimiendo hasta ese momento. Esto ayuda a explicar el fenómeno bien conocido de que los varones se vuelven más cuidadosos y emocionalmente más expresivos a mediana edad, mientras las mujeres se tornan más asertivas y orientadas hacia un fin.
            Como en el trabajo de Freud, el de Jung es difícil de probar por medio de la investigación y la experimentación. Aunque Jung no ha alcanzado el impacto de su "maestro", su influencia llega más allá de lo que realmente se reconoce. Fue Jung, por ejemplo, quien primero expresó el punto de vista optimista que los humanistas ampliaron más tarde y fue él quien primero enunció el concepto de la autorealización a través de la conducta dirigida a una meta. Esta visión optimista de la persona aún subyace en las teorías humanistas. Además, la expresión artística de las teorías de Jung puede ser contemplada en muchas películas, obras de teatro y novelas contemporáneas y quizá en el movimiento general hacia el misticismo que ha caracterizado muchos aspectos de la sociedad contemporánea.

LA PSICOLOGÍA DEL INDIVIDUO DE ALFRED ADLER (1870-1937).
             Médico vienés, como Freud, Adler también rompió con él por sus diferencias respecto a la sexualidad y el papel del inconsciente. Adler creyó que el individuo era primariamente social, no sexual, que el estilo de vida que una persona elige determina cómo ha de satisfacer sus necesidades sexuales y no al revés y qué es más importante explorar esa conducta consciente y dirigida a una meta que la motivación inconsciente. Aunque creyó que la naturaleza social del sujeto es innata, también mantuvo que los tipos de experiencias sociales que uno tiene con los demás, especialmente padres y hermanos durante la infancia, influyen en la manera de establecer sus relaciones a lo largo de la vida.
            Adler acuñó el término complejo de inferioridad. Creía que los individuos, algunas veces, tratan de equilibrar sus sentimientos de inferioridad, compensándolos, desarrollando lo que llamó uncomplejo de superioridad. Es posible que su interés en el tratamiento de los sentimientos de inferioridad y la importancia de las experiencias provenga de su propia infancia enfermiza.
            Como fundador de la "psicología del individuo", Adler insistió en la singularidad de los individuos. Con esta creencia fue el precursor de los humanistas, ya que hizo hincapié en el concepto de estilo de vida personal, que es el modo en que una persona lucha para vencer sus sentimientos de inferioridad y desarrolla un sentido de autovaloración para llegar finalmente a lo que los humanistas llamaron la "autorrealización" o de "auto-actualización".
            Adler ha ejercido gran influencia por sus análisis sobre el efecto del orden de nacimiento en la personalidad, por su énfasis en la influencia de los factores sociales más que los sexuales y por su insistencia en la conducta consciente y dirigida a una meta.
            Como Jung, Adler también ha considerado que la conducta se dirige hacia un propósito concreto en vez de estar motivada por factores inconscientes. Creía en la existencia de un sí mismo creador, un sistema personal que interpreta las propias experiencias y busca cuáles le llenarán más. En vez de subrayar los instintos básicos universales, Adler ha destacado la individualidad de la personalidad, que empuja a cada individuo en una dirección diferente para encontrar aquellas satisfacciones de la vida que le realizarán personalmente.
            El impulso más importante en la vida es, según Adler, el afán de superación, no sobre otra gente, sino sobre el propio sentimiento de inferioridad, que proviene inicialmente en el niño de la sensación de insuficiencia por la talla pequeña y la falta de poder. El complejo de inferioridad impulsa a la persona a superar aquellos primeros sentimientos de inferioridad y a lograr lo que algunos teóricos, como Abrahán Maslow, llamarían más tarde "auto-actualización".

KAREN HORNEY (1885-1952).
Horney, otra discípula de Freud que estuvo fuertemente influenciada por él y del que después se distanció, era también doctora especializada en psicoanálisis. Estaba convencida de que Freud sobreestimaba la importancia de los factores biológicos en el desarrollo de la personalidad, descuidando, en cambio, los factores sociales y culturales. Un ejemplo particularmente significativo de ello fue la reacción de Horney al concepto freudiano de la envidia de pene. Horney sostenía que cuando una mujer desea ser varón no es por unos rasgos físicos que le gustaría poseer, sino por "todas las ventajas y privilegios en que nuestra cultura son considerados como masculinos, como la fuerza, el coraje, la independencia, el éxito, la libertad sexual, el derecho a elegir compañero..." (1930).
            Horney (1945) atribuye la neurosis a la dificultad del niño para desenvolverse en un mundo potencialmente hostil, lleno de factores adversos, como la dominación, la indiferencia, la conducta irregular, la falta de respeto, los continuos cambios en el cariño, admiración, responsabilidad, etc. Piensa que el niño ansioso trata de desenvolverse en el mundo intentando satisfacer una o más de las diez necesidades, que caracteriza como neuróticas porque las considera irracionales. Esas necesidades van dirigidas a conseguir afecto y aprobación, a conseguir un compañero que se haga cargo de la propia vida, a conseguir poder, prestigio, logros personales, admiración personal, autosuficiencia e independencia, perfección e inexpugnabilidad, la necesidad de explorar a los demás y la de restringir la propia vida dentro de límites estrechos. Más tarde agrupó estas necesidades en tres formas básicas de respuesta: acercamiento hacia la gente (dependiendo de los otros), impulso en contra de los otros (convirtiéndose en un ser hostil y rebelde) y alejamiento de la gente (encerrarse dentro de sí mismo).
            La mayor diferencia entre la persona sana y la neurótica, dijo, es que el individuo sano puede integrar estas actitudes, unas veces dándose a los demás, otras luchando y otras aislándose, mientras que el neurótico está dirigido inflexiblemente en una sola de estas direcciones, sea o no apropiada a las circunstancias.


TEORÍA PSICOSOCIAL DE ERIK H. ERIKSON (1902-1986).
            E. H. Erikson es un teórico psicoanalítico contemporáneo que nació en Dinamarca, pero ha pasado la mayor parte de su vida en los EE.UU. Erikson ha continuado la tradición de Freud de transformar las teorías originales para ponerse al día con los cambios que impone el transcurso del tiempo.
            La mayor contribución de Erikson a la teoría de la personalidad consiste en subrayar el conflicto entre los instintos innatos y las demandas sociales. Sostiene que la cultura concreta en la que la persona crece determina cuáles serán los conflictos. Esta teoría, que incorpora tanto aspectos psíquicos como sociales, describe la maduración del individuo a través de ocho etapas a lo largo de su vida. En cada etapa el individuo se enfrenta con una crisis, la resolución de la cual puede tener un resultado positivo o negativo, dependiendo de la habilidad de la persona para producir un equilibrio sano. Por ejemplo, en el primer año de vida el niño debe desarrollar el nivel adecuado de confianza (para que pueda establecer relaciones íntimas) y de desconfianza (para protegerse en un mundo a veces hostil). Aunque los escritos principales de Erikson (1959, 1963, 1968) se refieren a la infancia y la adolescencia, continuó el pensamiento de Jung y Adler sobre el desarrollo adulto y extendió sus etapas hasta la vejez.

ERICH FROMM (1900-1980).
            Nacido en Frankfurt, estudió en las Universidades de Heidelberg, Frankfurt y Munich. Fue uno de los fundadores del "Instituto psicoanálitico" de Frankfurt. Su interés por el marxismo, y especialmente por la concepción marxista del hombre y la necesidad de superar el estado de alienación, lo acercó a Horkheimer y a otros miembros del "Instituto de Investigación Social", al punto que se cita a veces a Fromm como uno de los frankfurtianos" (Escuela de Frankfurt). La posibilidad de acercar Freud a Marx y de proporcionar bases psicológicas y filosófico-antropológicas al marxismo parecían una base segura de cimentar la asociación de Fromm con el "Instituto" mencionado. Sin embargo, tanto la formación, principalmente religiosa y ética, de Fromm, como la interpretación que daba Freud, lo alejaron de la Escuela de Frankfurt. Contribuyó a ello, además su insistencia en aspectos psicológicos y "existenciales" de Marx. Fromm ha declarado que su orientación freudiana, aunque muy distinta de la "ortodoxa", sigue siendo importante en su pensamiento, ya que sólo los conceptos del carácter humano desarrollados por Freud permiten una adecuada comprensión del hombre contemporáneo. Los análisis psicológicos de Fromm son a la vez existencialistas y psicosociales. En una de sus más influyentes obras, Fromm ha mostrado que hay varios mecanismos que  inducen al hombre a huir de la libertad. Esta huída es huída de sí mismo y una de las formas que adopta el "instinto de muerte" freudiano. Fromm ha tomado muchos de los hechos y problemas de la época contemporánea -el autoritarismo, el temor, la soledad, el amor a sí mismo (y el amor de sí mismo)- y los ha sometido a los que a veces se ha llamado "psicoanálisis humanístico". Ha subrayado los aspectos sociales y morales de la práctica del psicoanálisis, especialmente en la medida en que ha considerado que las enfermedades mentales tienen un importante, si no predominante, carácter social y moral.
Erich Fromm nació en Frankfurt, Alemania en 1900. Su padre era un hombre de negocios y más bien colérico y con bastantes cambios de humor. Su madre estaba deprimida con frecuencia.
Como Jung, Erich provenía de una familia muy religiosa, en este caso de judíos ortodoxos. El mismo se denominó más tarde un “místico ateo”.
En su autobiografía, habla de dos eventos acontecidos en su adolescencia:
El primero tiene que ver con una amiga de la familia de 25 años; era hermosa, atractiva y además pintora. Casi siempre estaba en compañía de su padre viudo. Un día le llega la noticia de que su padre había muerto e inmediatamente después ella se había suicidado, dejando un testamento que estipulaba que su deseo era ser enterrada al lado de su padre.
El joven Erich, en ese momento con 12 años, se pregunta “¿por qué?”. Más tarde, encontraría algunas respuestas en Freud.
El segundo evento fue la Primera Guerra Mundial. A la tierna edad de 14 años, pudo darse cuenta de hasta dónde podía llegar el nacionalismo. El odio, la “histeria de guerra”, le asustó, como debía pasar. Se encontró nuevamente queriendo comprender algo irracional (la irracionalidad de las masas) y halló algunas respuestas, esta vez en los escritos de Karl Marx.
Para finalizar con la historia de Fromm, recibió su doctorado en Heidelberg en 1922 y empezó su carrera como psicoterapeuta. Se mudó a los EEUU en 1934 (¡una época bastante popular para abandonar Alemania!), estableciéndose en la ciudad de Nueva York, donde conocería muchos de los otros grandes pensadores refugiados unidos allí, incluyendo a Karen Horney, con quien tuvo un romance.
Cerca del final de su carrera, se mudó a ciudad Méjico para enseñar. Murió en Suiza en 1980.
Tal y como se sugiere en su biografía, la teoría de Fromm es más bien una combinación de Freud y Marx. Por supuesto, Freud enfatizó sobre el inconsciente, los impulsos biológicos, la represión y demás. En otras palabras, Freud postuló que nuestro carácter estaba determinado por la biología. Por otro lado, Marx consideraba a las personas como determinados por su sociedad y más especialmente por sus sistemas económicos.
Fromm añadió a estos dos sistemas bastante deterministas algo extraño a ellos: la idea de libertad. Él animaba a las personas a trascender los determinismos que Freud y Marx les atribuían. De hecho, Fromm hace de la libertad la característica central de la naturaleza humana.
Un buen ejemplo sería el determinismo casi puro de la biología animal, al igual que dice Freud, por lo menos aquellas especies simples. Los animales no están ocupados en su libertad; sus instintos se hacen cargo de todo.
Un buen ejemplo de determinismo socio-económico (al igual que considera Marx), es la sociedad tradicional dela Edad Media. Si tu padre era un labrador, tú serías labrador. Si tu padre era rey, tú también llegarías a serlo. No hay dudas, no hay motivo para la búsqueda de un alma; simplemente nos adaptamos y nunca sufrimos una crisis de identidad.
Históricamente hablando esta simple pero dura vida empieza a perfilarse durante el Renacimiento, donde las personas empiezan a considerar a la humanidad como el centro del universo, en vez de Dios. Después vino la Reforma, que introdujo la idea de cada uno de nosotros éramos responsables individualmente de la salvación de nuestra alma. Y luego sobrevinieron las revoluciones democráticas tales como la Revolución Americana y la Francesa. En este momento parece que estamos supuestos a gobernarnos a nosotros mismos. Posteriormente vino la Revolución Industrial, de repente, nos convertimos en empleados y consumidores. Luego vinieron las revoluciones socialistas tales como la rusa y la china, que introdujeron la idea de la economía participativa. Además de ser responsable de tu manutención, tenías que preocuparte de tus empleados.
Así, tras casi 500 años, la idea del individuo, con pensamientos, sentimientos, consciencia moral, libertad y responsabilidad individuales, se estableció. Pero junto a la individualidad vino el aislamiento, la alienación y la perplejidad. La libertad es algo difícil de lograr y cuando la tenemos nos inclinamos a huir de ella.
Fromm describe tres vías a través de las cuales escapamos de la libertad:

Autoritarismo. Buscamos evitar la libertad al fusionarnos con otros, volviéndonos parte de un sistema autoritario como la sociedad de la Edad Media. Hay dos formas de acercarse a esta postura: una es someterse al poder de los otros, volviéndose pasivo y complaciente. La otra es convertirse uno mismo en un autoritario. De cualquiera de las dos formas, escapamos a una identidad separada.
Fromm se refiere a la versión más extrema de autoritarismo como masoquismo y sadismo.

Destructividad. Responden al dolor volviéndolo en contra del mundo: si destruyo al mundo, ¿cómo puede hacerme daño? Es este escape de la libertad lo que da cuenta de la podredumbre indiscriminada de la vida (brutalidad, vandalismo, humillación, crimen, terrorismo…).
Fromm añade que si el deseo de destrucción de una persona se ve bloqueado, entonces puede redirigirlo hacia adentro de sí mismo. La forma más obvia de auto destructividad es por supuesto, el suicidio. Pero también podemos incluir aquí muchas enfermedades como la adicción a sustancias, alcoholismo o incluso la tendencia al placer de entretenimientos pasivos.

Conformidad autómata. Cuando necesitamos replegarnos, nos refugiamos en nuestra propia cultura de masas. Cuando me visto en la mañana, ¡hay tantas decisiones que tomar! Puedo fijarme en la TV que, como un horóscopo, me dirá rápida y efectivamente qué hacer. Si hablo como…, si pienso como…, si siento como…cualquier otro de mi sociedad, entonces pasaré inadvertido; desapareceré en medio de la gente y no tendré la necesidad de plantearme mi libertad o asumir cualquier responsabilidad. Es la contraparte horizontal del autoritarismo.
La persona que utiliza la conformidad autómata es como un camaleón social: asume el color de su ambiente. Ya que se ve como el resto de los demás, ya no tiene que sentirse solo. Desde luego no estará solo, pero tampoco es él mismo. El conformista autómata experimenta una división entre sus genuinos sentimientos y los disfraces que presenta al mundo.
De hecho, dado que la “verdadera naturaleza” de la humanidad es la libertad, cualquiera de estos escapes de la misma nos aliena de nosotros mismos. Como lo dice Fromm: “El hombre nace como una extrañeza de la naturaleza; siendo parte de ella y al mismo tiempo trascendiéndola. Él debe hallar principios de acción y de toma de decisiones que reemplacen a los principios instintivos. Debe tener un marco orientativo que le permita organizar una composición consistente del mundo como condición de acciones consistentes. Debe luchar no sólo contra los peligros de morir, pasar hambre y lesionarse, sino también de otro peligro específicamente humano: el de volverse loco. En otras palabras, debe protegerse a sí mismo no sólo del peligro de perder su vida, sino de perder su mente”

Familias
Escoger la forma en la cual escapamos de la libertad tiene bastante que ver con el tipo de familia en la que crecemos. Fromm describe dos tipos de familias no productivas.

Familias simbióticas. La simbiosis es la relación estrecha entre dos organismos que no pueden vivir el uno sin el otro. En una familia simbiótica, algunos miembros de la familia son “absorbidos” por otros miembros, de manera que no pueden desarrollar completamente sus personalidades por sí mismos. El ejemplo más obvio es el caso donde los padres “absorben” al hijo, de forma que la personalidad del chico es simplemente un reflejo de los deseos de los padres. En muchas sociedades tradicionales, este es el caso con muchos niños, especialmente de las niñas.
El otro ejemplo es el caso donde el niño “absorbe” a sus padres. En este caso, el niño domina o manipula al padre, que existe esencialmente para servir al niño. Es bastante común en la relación entre el hijo y su madre.

Familias apartadas. De hecho, su principal característica es su gélida indiferencia e incluso su odio helado. Aún cuando el estilo familiar de “repliegue” ha estado siempre con nosotros, ha llegado sólo a dominar algunas sociedades en los últimos pocos cientos de años; esto es, desde que la burguesía (la clase comerciante) arribó a la escena con fuerza.
La versión “fría” es la más antigua de las dos, propia del norte de Europa y partes de Asia, y en todas aquellas partes donde los comerciantes han sido considerados como una clase formidable. Los padres son muy exigentes con sus hijos, de los cuales se espera que persigan los más altos estándares de vida. El castigo es radical y frío, “por tu propio bien”. De forma alternante, una cultura puede utilizar la culpa y la retirada de afecto como castigo. De cualquiera de las maneras, los niños de estas culturas se tornan hacia el logro en cualquiera que sea la noción de éxito que éstas posean.
El segundo tipo de familias apartadas es la familia moderna, y se puede hallar en la mayoría de los lugares más avanzados del mundo, de manera especial en EEUU. Los cambios en las actitudes de la crianza infantil ha llevado a muchas personas a estremecerse ante el hecho de un castigo físico y culpa en la educación de sus hijos. La nueva idea es a criar a tus hijos como tus iguales. Un padre debe ser el mejor “compi” de su hijo; la madre debe ser la mejor compañera de su hija. Pero, en el proceso de controlar sus emociones, los padres se vuelven bastante indiferentes. Ya no son, de hecho, verdaderos padres, sólo cohabitan con sus hijos. Los hijos, ahora sin una auténtica guía adulta, se vuelven a sus colegas y la “media” en busca de sus valores. Esta es, por tanto, ¡la superficial y televisiva familia!
El escape de la libertad es particularmente obvia aquí: es una conformidad autómata.
¿Qué hace a una familia buena, sana y productiva? Fromm sugiere que ésta sería una familia donde los padres asumen la responsabilidad de enseñar a sus hijos a razonar en una atmósfera de amor. El crecer en este tipo de familias permite a los niños aprender a identificar y valorar su libertad y a tomar responsabilidades por sí mismos y finalmente por la sociedad como un todo.

El inconsciente social
Pero nuestras familias la mayoría de las veces sólo son un reflejo de nuestra sociedad y cultura. Fromm enfatiza que embebemos de nuestra sociedad con la leche de nuestra madre. Es tan cercana a nosotros que con frecuencia olvidamos que nuestra sociedad es tan sólo una de las múltiples vías de lidiar con las cuestiones de la vida. Muchas veces creemos que la manera en que hacemos las cosas es la única forma; la forma natural. Lo hemos asumido tan bien que se ha vuelto inconsciente (el inconsciente social). Por esta razón, en muchas ocasiones creemos que estamos actuando en base a nuestro propio juicio, pero sencillamente estamos siguiendo órdenes a las que estamos tan acostumbrados que no las notamos como tales.
Fromm cree que nuestro inconsciente social se entiende mejor cuando examinamos nuestros sistemas económicos. De hecho, define, e incluso nombra, cinco tipos de personalidad, las cuales llama orientaciones en términos económicos.

La orientación receptiva. Estas son personas que esperan conseguir lo que necesitan; si no lo consiguen de forma inmediata, esperan. Creen que todas las cosas buenas y provisiones provienen del exterior de sí mismos. Este tipo es más común en las poblaciones campesinas, y también en culturas que tienen abundantes recursos naturales, de manera que no es necesario trabajar demasiado fuerte para alcanzar el sustento propio. También es fácil encontrarlo en la escala más inferior de cualquier sociedad: esclavos, siervos, familias de empleados, trabajadores inmigrantes…todos ellos están a merced de otros.
Esta orientación está asociada a familias simbióticas, especialmente donde los niños son “absorbidos” por sus padres y con la forma masoquista (pasiva) de autoritarismo. En su presentación extrema puede caracterizarse por adjetivos como sumiso y anhelante. De forma más moderada, se presenta con adjetivos como resignada y optimista.

La orientación explotadora. Estas personas esperan conseguir lo que desean a través de la explotación de otros. De hecho, las cosas tienen un valor mayor cuanto sean tomadas de otros: la dicha es preferiblemente robada, las ideas plagiadas, y el amor se consigue basándose en coerción. Este tipo es más común en la historia de las aristocracias y en las clases altas de los imperios coloniales. Piénsese por ejemplo en los ingleses en la India: su posición estaba basada completamente en su poder para arrebatar a la población indígena. Alguna de sus características más notables es la habilidad de mantenerse muy cómodos ¡dando órdenes!. También la podemos encontrar en los bárbaros pastores y pueblos que se apoyan en la invasión (como los Vikingos).
La orientación explotadora está asociada al lado “chupóptero” en la familia simbiótica. En los extremos, son sujetos agresivos, seductores y engreídos. Cuando están mezclados con cualidades más sanas, son asertivos, orgullosos y cautivadores.

La orientación acaparadora. Las personas que acumulan tienden a mantener consigo esas cosas; reprimen. Consideran al mundo como posesiones y como potenciales posesiones. Incluso los amados son personas para poseer, mantener o comprar. Fromm, perfilando a Marx, relaciona este tipo de orientación con la burguesía, la clase media comerciante, así como los terratenientes ricos y los artistas. Lo asocia particularmente con la ética laboral protestante.
La retención está asociada a las formas más frías de familias apartadas y con destructividad. En su forma pura, significa que eres terco, tacaño y poco imaginativo. Si perteneces a una forma menos extrema, serías resolutivo, económico y práctico.

La orientación de venta. Esta orientación espera vender. El éxito es una cuestión de cuán bien puedo venderme; de darme a conocer. Mi familia, mi trabajo, mi escuela, mis ropas; todo es un anuncio, y debe estar “perfecto”. Incluso el amor es pensado como una transacción.
Este tipo moderno surge de la fría familia apartada, y tiende a utilizar la conformidad autómata para escapar de la libertad. En un extremo, la persona “que se vende” es oportunista, infantil, sin tacto. En casos más moderados, se perciben como resueltos, juveniles y sociales. ¡Lo superficial lo es todo!.

La orientación productiva. Existe, no obstante, una personalidad más sana, a la que Fromm ocasionalmente se refiere como la persona que no lleva máscara. Esta es la persona que sin evitar su naturaleza social y biológica, no se aparta nunca de la libertad y la responsabilidad. Proviene de una familia que ama sin sobresaturar al sujeto; que prefiere las razones a las reglas y la libertad sobre la conformidad.
La sociedad que permita un crecimiento de este tipo de personas no existe aún, lo llama socialismo comunitario humanista, Humanista significa que está orientado a seres humanos y no sobre otra entidad estatal superior o a algún ente divino. Comunitario significa compuesto de pequeñas comunidades, como opuesto a un gran gobierno central corporativo. Socialismo significa que cada uno es responsable del bienestar del vecino.

Fromm dice que las primeras cuatro orientaciones viven el modo o modelo de tenencia. Se centran en el consumo, en obtener, en poseer…Se definen por lo que tienen. Fromm dice que el “yo tengo” tiende a convertirse en el “ello me tiene”, volviéndonos sujetos manejados por nuestras posesiones.
Del otro lado, la orientación productiva vive en el modo vivencial. Lo que eres está definido por tus acciones en el mundo. Vives sin máscara, viviendo la vida, relacionándote con los demás, siendo tú mismo.
Dice que la mayoría de las personas, ya acostumbradas al modo de tenencia, usan el verbo tener para describir sus problemas: “Doctor, tengo un problema: tengo insomnio. Aunque tengo una bonita casa, niños estupendos y un matrimonio feliz, tengo muchas preocupaciones.” Este sujeto busca al terapeuta para que le quite las cosas malas y que le deje las buenas; casi igual que pedirle a un cirujano que te quite las piedras de tu vesícula. Lo que deberías decir es más como “estoy confuso. Estoy felizmente casado, pero no puedo dormir…”. Al decir que tienes un problema, estás evitando el hecho de que tú eres el problema; una vez más estás evitando la responsabilidad de tu vida.

Orientación
Sociedad
Familia
Escape de la libertad
Receptivo
Sociedad campesina
Simbiótica (pasiva)
Autoritario (masoquista)
Explotador
Sociedad aristocrática
Simbiótica (activa)
Autoritario (sádico)
Acaparadora
Sociedad burguesa
Apartada (puritana)
Perfeccionista a destructivo
De venta
Sociedad moderna
Apartada (infantil)
Conformista autómata
Productiva
Socialismo Comunitario Humanista
Amorosa y razonable
Libertad y responsabilidad reconocida y aceptada

Maldad
Fromm siempre estuvo interesado en tratar de comprender a las personas verdaderamente malévolas de este mundo; no solamente a aquellas que sencillamente eran estúpidas, estaban mal guiadas o enfermas, sino a aquellas con total conciencia de maldad en sus actos, fuesen llevados a cabo como fuere.
Todas las orientaciones que hemos mencionado, productivas y no productivas; sea en el modo de tenencia o de ser, tienen una cosa en común: todas constituyen un esfuerzo para vivir, están intentando adaptarse a la vida. Son, usando su palabra, biófilos, amantes de la vida.
Pero existe otro tipo de personas que él llama necrófilos (amantes de la muerte). Tienen una atracción pasional de todo lo que es muerte, destrucción, podredumbre, y enfermizo; es la pasión de transformar todo lo que está vivo en lo no-vivo; de destruir por el solo hecho de destruir; el interés exclusivo en todo esto es puramente mecánico. Es la pasión de “destrozar todas las estructuras vivientes”.
Fromm hace algunas sugerencias sobre cómo surge este tipo de sujetos. Dice que debe existir algún tipo de influencia genética que les previene de sentir o responder a los afectos. También añade que deben haber tenido una vida tan llena de frustraciones que la persona se pasa el resto de su vida inmerso en la rabia. Y finalmente, sugiere que deben haber crecido con una madre también necrófila, de manera que el niño no ha tenido a nadie de quien recibir amor. Es muy posible que la combinación de estos tres factores provoque esta conducta. Aún así, subsiste la idea de que estos sujetos son plenamente conscientes de su maldad y la mantienen. Desde luego, son sujetos que necesitan estudiarse más profundamente.

Discusión
De alguna forma, Fromm es una figura de transición, o si lo prefiere, un teórico que aúna otras teorías; para nosotros, de forma eminente, une las teorías freudianas con las neo-freudianas que hemos visto (especialmente a Adler y Horney) y las teorías humanistas que discutiremos más adelante. De hecho, está cerca de ser un existencialista.
Otro aspecto de su teoría es único de él: su interés en las raíces económicas y culturales de la personalidad. Nadie anterior ni posteriormente a él lo ha dicho de una forma tan directa: nuestra personalidad es hasta una extensión considerable, un reflejo de tales cuestiones como clase social, estatus minoritario, educación, vocación, antecedentes religiosos y filosóficos y así sucesivamente. Esto se puede deber a su asociación con el marxismo.
I ENFOQUE PSICOANALÍTICO.


TEORÍA PSICOANALÍTICA CLÁSICA DE SIGMUND FREUD (1856-1939)
            El teórico de la personalidad más famoso que el mundo ha conocido, Freud, revolucionó la manera de entender el desarrollo de la personalidad. Muchos de los términos que él acuñó han entrado en el vocabulario común; así, la mayoría de nosotros hemos oído palabras como id (ello), ego (yo) super ego (super yo), personalidad oral y anal, libido, envidia del pene, complejo de Edipo, inconscientey muchos otros. Echaremos una mirada a lo que estos y otros términos significan en el contexto de la teoría freudiana.

Historia de la teoría freudiana. Nacido en 1856 en Moravia. Imperio austríaco (actualmente República Checa) y fallecido en1939 en Londres, Inglaterra. Fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX.
La vida de Freud, por tanto,  se extendió a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y gran parte de la primera mitad del XX, y legó un cambio permanente en la manera de atender algunos conceptos básicos de la personalidad humana. En algunos aspectos presentó una visión totalmente nueva de la mente humana, mientras que en otros fue un producto de su propia educación y de la era victoriana en la que vivió. Freud empezó su carrera en Viena, donde vivió durante casi ochenta años. Su interés científico inicial como investigador se centró en el campo de la neurología, investigó los efectos de la cocaína sobre el sistema nervioso. derivando progresivamente sus investigaciones hacia la vertiente psicología de las afecciones mentales, de la que daría cuenta en su práctica privada.Médico privado, se interesó en el tratamiento de los trastornos nerviosos, en concreto de la neurosis. Estudió en París con el neurólogo francés Jean-Martín Charcot las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. De vuelta en Viena y en colaboración con Joseph Breuer desarrolló el método catárticoPrimero probó la hipnosis, pero como obtuvo poco éxito con ella. Continuado en la búsqueda de un mejor camino para ayudar a sus pacientes, creyó finalmente encontrarlo en "la cura por la palabra" que había aprendido del doctor Joseph Breuer, a través de la cual los pacientes eran capaces de deshacerse de sus síntomas hablando de sus experiencias y problemas.Paulatinamente, reemplazó tanto la sugestión hipnótica como el método catártico por la asociación libre y la interpretación de los sueños. De igual modo, la búsqueda inicial centrada en la rememoración de los traumas psicógenos como productores de síntomas, fue abriendo paso al desarrollo de una teoría etiológica de las neurosis más diferenciada. Todo esto se convirtió en el punto de partida del psicoanálisis, al que se dedicó ininterrumpidamente el resto de su vida. Freud desarrolló esta técnica dentro de que hoy conocemos como psicoanálisis.
            A medida que Freud escuchaba a sus pacientes -la mayoría mujeres de mediana edad y de clase media alta vienesa-, que le hablaban de sus problemas y le daban cuenta de muchas de sus experiencias, empezó a ver emerger del discurso vías significativas, como la influencia para toda la vida de las experiencias de la primera infancia, la existencia e importancia de la sexualidad infantil, el significado del contenido de los sueños, cómo nuestras vidas son gobernadas por elementos fuertemente enraizados y de los cuales no somos conscientes. Basándose en estas y otras conclusiones, formuló sus teorías, ilustrando a veces sus puntos de vista con la descripción de casos clínicos.

Estructura de la personalidad. El id, el ego y el super ego son las tres diferentes estructuras de la personalidad; cada una de ellas cumple una función diferente y se desarrolla en distinta época (Freud, 1932). Estos tres componentes no están, por supuesto, físicamente presentes en el cerebro, pero son fuerzas cuya existencia asume Freud basándose en sus observaciones de la conducta de los individuos y de la expresión de sus pensamientos y sentimientos.
            El id (ello en castellano) está presente ya al nacer. Está constituido por necesidades tan básicas como el hambre, la sed y la sexualidad, a las cuales Freud llamó instintos de vida, alimentados por una forma de energía llamada libido. El instinto de vida es denominado eros, que es también el nombre del dios griego del amor. El id contiene asimismo el instinto de muerte (llamado thanatos), responsable de la agresividad y la destrucción. El id demanda la gratificación inmediata. Opera mediante el principio de placer, el cual persigue la inmediata gratificación de los instintos. El bebé hambriento llora para ser alimentado; no le importa si su madre está profundamente dormida o si su padre se está ocupando de su hermana mayor; para el bebé, su necesidad es primordial y no parará en sus demandas hasta que no estén saciadas.
            Para Freud estos instintos de vida y muerte son la base de todo comportamiento humano a lo largo de toda la vida. Cada instinto consta de una necesidad corporal (en el hambre, la necesidad es el déficit nutritivo) y un deseo psicológico (deseo de comida). La necesidad da lugar al deseo, y el deseo dirige la conducta.
            No siempre satisfacemos los instintos directamente; a veces usamos objetos substitutivos; este proceso es conocido como desplazamiento. Es lo que ocurre cuando reprime el deseo de gritar a su jefe, y entonces va a casa y grita al primer miembro de la familia que tiene la mala suerte de tropezar con usted. Cuando un desplazamiento produce un logro social valioso, se denominasublimación. Así, un bebé hambriento succionará un chupete cuando el pecho no esté a su disposición, un niño, a quien han dicho que no se masturbe, jugará con piezas de arquitectura, y Leonardo da Vinci pintará "madonnas", cuando lo que realmente quería era sentirse cerca de su propia madre, de la cual había sido separado en su infancia.
            El ego (yo, en castellano) se desarrolla poco después del nacimiento, cuando el niño se da cuenta de que no todo lo que quiera lo obtendrá automáticamente y que tendrá que buscar la manera de conseguirlo. Opera mediante el principio de realidad, por el cual una persona idea un plan y entonces lleva a cabo algún tipo de acción para ensayar ese plan y ver si está en el camino correcto. Este proceso es conocido como la prueba de la realidad. Así, el bebé gobernado por su ello llora en la cuna hasta que es alimentado; el pequeño que gatea y está hambriento, guiado por su yo consigue llegar a la caja de galletas. El ello (irracional e inconsciente) siente y expresa irracionalmente la emoción; el yo (racional y consciente) piensa y actúa según el análisis de la situación. El yo trata de encontrar una manera de gratificar al ello, mientras sigue considerando la realidad.
            El super ego (super yo, en castellano), la última parte que se desarrolla de la personalidad, aparece en la infancia. Opera mediante lo que podíamos llamar principio de perfección. Representa los valores que los padres y otros componentes de la sociedad comunican al niño como ideales. El super yo procura que el niño interiorice los conceptos de bueno y malo para que pueda así controlar su propia conducta de acuerdo a su propio criterio sobre si una situación es buena o mala. El super ego está formado por el yo ideal (el "deber" por el cual de nos aprueba, al cual aspiramos y del cual nos sentimos orgullosos), y la conciencia ("lo que no debemos hacer", aquello por lo que somos castigados y por lo que nos castigamos nosotros mismos a través del sentimiento de culpa).
            El super ego es el amo moral del alma, el agente que trata de prevenir que el ello actúe según sus impulsos, especialmente los sexuales y agresivos. Intenta distraer al yo de su orientación realista y conducirlo hacia una orientación moralista. El super ego está en oposición tanto del id como del ego, ya que es irracional como el id, pero controlador como el ego. Es el verdadero aguafiestas: "Al contrario que el ego, el super ego no pospone meramente la gratificación instintiva, sino que trata de bloquearla permanentemente"(Hall y Lindzey, 1978, pág. 40). Si el super ego consigue demasiado éxito en sus demandas, produce como resultado una personalidad rígida e inhibida. Si fracasa totalmente surgirá en nosotros una personalidad antisocial.

Mecanismos de defensa del ego. Idealmente, las tres caras de la psique, el id, el ego y el super ego, se hallan en estado de equilibrio unas con otras. Su interacción es dinámica y las energías que entran en juego producen un feliz balance que capacita a una persona a retener la espontaneidad del ello, la moral del super yo y la racionalidad del yo. Sin embargo, cuando estas fuerzas están desequilibradas, surge la ansiedad en el individuo. Para aliviar la presión, el yo a menudo pone en marcha una o más defensas. Todos estos mecanismos de defensa distorsionan la realidad para que el individuo pueda relacionarse con ella más fácilmente. Aun más, son inconscientes, por lo que la persona no se da cuenta de que ha tenido lugar una distorsión y está completamente convencida de que su punto de vista es correcto. Todos caemos algunas veces en estas defensas; llegan a ser patológicas sólo cuando toman una forma grave. Hemos tratado ya el desplazamiento y la sublimación. ¿Cuáles son los otros?
            *Represión. En una situación que produce ansiedad, una persona puede bloquear el acceso a la conciencia de ciertos impulsos o experiencias. Puede ser incapaz de recordar una experiencia penosa, ver un objeto o una persona de una determinada manera, puede no tener conocimiento de sentimientos que en otro tiempo había expresado libremente o puede estar incapacitado físicamente sin causa orgánica (como en el caso de un hombre sexualmente impotente con su mujer porque considera el impulso sexual agresivo y teme herirla).
            *Regresión. En situaciones que producen ansiedad, se puede retornar hacia formas de conducta de un período anterior para tratar de recuperar la seguridad que recordamos. Un niño puede reaccionar al nacimiento de un hermano orinándose en la cama y chupándose el pulgar, conductas que realizaba cuando era bebé. O después de la primera pelea matrimonial, una recién casada puede "ir a casa de mamá". Una vez que la crisis ha pasado la conducta inmadura desaparecerá probablemente, pero si esto se ha convertido ya en un patrón personal de respuesta, es posible que reaparezca ante el próximo conflicto.
            *Proyección. Una manera de tratar pensamientos y motivos inaceptables es proyectarlos o atribuirlos a otro. Así, Pedro hablará de lo mucho que le odia su hermana cuando el que odia es él. O un hombre puede acusar a su mujer de adulterio no porque le hubiera dado alguna razón para dudar de su fidelidad, sino porque él mismo se interesa por otras mujeres.
            *Formación reactiva. Cuando una persona siente que algunos de sus sentimientos son inaceptables (para ella misma), puede reemplazarlos por los opuestos. Una mujer que odia a su madre porque sintió que favorecía más a su hermana que a ella, proclama a grandes voces su amor, expresado con regalos extravagantes y detalles exagerados. Este tipo de mecanismo puede haber motivado la conducta de un economista de Tampa, Florida, que promulgó una protesta contra los libros de educación sexual en las bibliotecas públicas, porque decía que podrían pervertir la moral de los niños. Mientras se hallaba en medio de este intento de censura, el economista fue detenido por abusos deshonestos con una niña de ocho años y un adolescente, de lo cual se declaró culpable (ASJA; 1982). Este hombre puede muy bien haber reemplazado sus inaceptables instintos sexuales hacia los niños con lo que aparecía como opuesto, el deseo de mantener la inocencia de los niños y no exponerlos a libros sobre el sexo. ¿Cómo podemos distinguir una formación reactiva de la realidad? Normalmente por la compulsividad y el extremismo que tienden a marcar la formación reactiva. Cuando "alguien protesta demasiado", nos alerta del hecho de que las cosas pueden no ser lo que parecen.
            *Racionalización. Otra manera de resolver una situación difícil es justificar nuestra conducta pensando que la dificultad no existe. El zorro no quiere esas uvas que no alcanza porque están verdes. O quien mordiendo un limón agrio se felicita por haber escogido una fruta tan dulce. La universidad en la que no pudimos entrar a buen seguro no es tan divertida como aquella en la ahora estamos; el trabajo que no conseguimos hubiera sido un punto muerto para nosotros; el novio que perdimos podría habernos privado de conocer a la persona, mucho más valiosa, con la que salimos ahora.
            Se racionaliza también por otra razón, para sentirnos mejor cuando hacemos alguna cosa que uno siente que no debería haber realizado. Por ejemplo, cuando el empleado de unos almacenes comete un error a su favor, ¿se guarda usted el dinero, diciendo "la tienda ya me cobra demasiado otras veces, así que esto realmente me pertenece"? Si obra así, está racionalizando.

Desarrollo psicosexual. Según Freud (1905), la personalidad se desarrolla en una secuencia de cinco etapas y da comienzo en la infancia. Cuando de estas etapas reciben su nombre por las partes del cuerpo que son fuentes primarias de gratificación en cada fase. Esas partes del cuerpo son llamadaszonas erógenas. Una persona cuyas necesidades no fueron satisfechas en alguna etapa o que estuvo mimada excesivamente en algunas de ellas puede llegar a quedar fijada en una etapa particular. Aunque el orden de los cambios de la energía instintiva de una zona del cuerpo a otra es siempre el mismo, el nivel de madurez de un niño determina cuándo van a tener lugar estos cambios. Freud advirtió que la maduración de la personalidad de un individuo está muy determinada por las tres primeras etapas. Un elemento fundamental de su teoría es el concepto de la sexualidad infantil; el instinto sexual humano no aparece de repente en la pubertad, sino que ha estado presente desde el nacimiento, aunque los sentimientos sexuales de los bebés y niños pequeños son diferentes a los de los adolescentes y adultos.
            La etapa oral (del nacimiento a los 12-18 meses): la zona erógena es la boca, a través de la cual el bebé consigue placer con la comida, chupando y mordiendo. Succionando logra más que la simple obtención de nutrición para el cuerpo; es una fuente de placer en sí mismo. Una persona fijada en la etapa oral puede, de mayor, volverse tan crédulo que se tragará cualquier cosa, será una persona dependiente y sentirá el mismo placer en absorber conocimientos y adquirir posesiones que el que sentía de pequeño con la comida.
            La etapa anal (de 18 meses a los 3 años): suele comenzar la educación en el control de los esfínteres, ésta desplaza el interés infantil hacia la zona anal.
            Si los padres son muy estrictos en sus métodos, pueden surgir dos reacciones: retener las heces (estreñimiento) y desarrollar un carácter obstinado, o rebelarse (expulsar las heces o la orina en un momento inoportuno) y desarrollar rasgos de carácter destructivo (rabietas).
            La etapa fálica (de 3 a 6 años): esta etapa, que toma su nombre de la palabra falo, término utilizado para designar el pene, empieza cuando el niño obtiene placer en la región genital. Este punto es el momento en el que el niño puede descubrir la masturbación.
            De acuerdo con el complejo de Edipo, que aparece durante esta etapa, el niño prodiga amor y afecto a su madre compitiendo con su padre por el amor y el afecto hacia ella. Inconscientemente, el pequeño quiere ocupar el lugar del padre, pero, reconociendo el poder del padre, le teme. Como quiera que ha aprendido que las niñas pequeñas no tienen pene, concluye que alguien se lo debe haber cortado y teme que su padre, enfadado por su intento de usurpación, haga lo mismo con él. Eso se llama el complejo de castración. Con este temor, el niño reprime sus impulsos sexuales hacia su madre, deja de rivalizar con su padre y comienza a identificarse con él.
            El complejo de Electra es la contrapartida femenina al de Edipo. La niña se enamora de su padre y es ambivalente hacia su madre. Incluso teme a su madre porque cree que le cortó el pene que, a su parecer, ella y otras niñas tenían y ahora teme que su madre le hará cosas aún peores debido a la rivalidad por el afecto hacia el padre. Al mismo tiempo, ama a su madre y no quiere perder su amor. Así, reprime sus sentimientos ambivalentes y al final se identifica con su madre.
            Todo lo dicho guarda con la envidia de pene que la pequeña desarrolla en esta etapa, lo cual sólo puede resolverse cuando ya mayor dé a luz a un hijo, "quien trae consigo el pene deseado" (Freud, 1905) (Al parecer, la mujer que nunca tiene hijos o que sólo tiene hijas está condenada a sufrir envidia de pene toda su vida). Freud creyó que las niñas pequeñas nunca resuelven completamente la envidia de pene (presentando generalmente a las mujeres en una actitud envidiosa y sufriendo subestimación) y que, en cualquier caso, no resuelven esta etapa tan bien como los niños, manifestándose esto en un super ego menos desarrollado que el de los varones.
            A los 5 o 6 años los niños resuelven estos complejos cuando se dan cuenta de que los riesgos son demasiado grandes. Se identifican con el progenitor de su propio sexo e introducen las normas de los padres para desarrollar el super ego. La identificación con el padre o la madre ayuda a aliviar la ansiedad provocada por los complejos de Edipo y Electra. Este proceso es conocido como "identificación con el agresor". Freud creyó que la identificación con el padre o la madre no es siempre total y que todo el mundo continúa poseyendo algunas características del otro sexo. Creía también que los niños desarrollan el super ego más rápidamente que las niñas.
            La etapa de latencia (de los 6 años a la pubertad): es un período de relativa calma sexual. Los niños y niñas tienden a evitar al sexo opuesto, pero no son totalmente asexuales, pues existe cierto interés por la masturbación y las bromas orientadas hacia el sexo.
            La etapa genital (de la pubertad en adelante): tiene lugar por los cambios hormonales que acompañan a la pubertad, y marca la entrada a una sexualidad madura, en la cual la principal tarea psicosexual de la persona es entrar en relaciones heterosexuales con alguien ajeno a la familia.