MATERIALES TERCERA EVALUANCIÓN DE
PSICOLOGÍA
ENFOQUE
HUMANISTA.
La llamada "tercera fuerza" de la psicología, la psicología
humanista, se parece más al psicoanálisis que al conductismo (las otras dos
"fuerzas") por la importancia concedida a los motivadores internos de
la conducta, pero difiere del pensamiento clásico analítico en su confianza
optimista en la naturaleza del hombre. Filosóficamente, los humanistas de
encuentran en el mismo campo que el filósofo del siglo XVIII, Jean-Jacques
Rousseau, quien creía que los individuos eran "nobles salvajes" que
se desarrollaban como seres humanos productivos, alegres y buenos, a menos que
experiencias desfavorables interfieren en su capacidad de manifestar su
naturaleza más elevada. Esta idea contrasta poderosamente con el punto de vista
de los psicoanalistas, que consideran a las personas como cautivos que luchan
para liberarse de las tendencias oscuras y peligrosas de los instintos, y
contrasta con las páginas en blanco de los conductistas.
Los humanistas no provienen de ambientes médicos, como los primeros
psicoanalistas, sino del campo de la educación y la psicología. Sus puntos de
vista, conocidos como fenomenológicos, acentúan la importancia de
la subjetividad, la experiencia singular del individuo; conceden toda la
importancia a la posibilidad que tenemos de autorrealización a través de la
espontaneidad, de la creatividad y del desarrollo personal.
TEORÍA
DE LA AUTOACTUALIZACIÓN DE MASLOW (1908-1970).
La mayor contribución de este psicólogo, quien llamó a la
psicología humanista la "tercera fuerza", fue su preocupación por las
personas sanas más que por las enfermas. Estudiando la alegría, el entusiasmo,
el amor y el bienestar en lugar del conflicto, la vergüenza, la hostilidad y la
tristeza. Maslow se dedicó a investigar aquellas personas creativas que se
desenvolvían adecuadamente en la sociedad. De estos estudios extrajo
conclusiones sobre el desarrollo de la personalidad sana.
La teoría de Maslow de la motivación humana descansa en la existencia de
una jerarquía de necesidades. Estas necesidades son de dos tipos
básicos: necesidades D que corrigen deficiencias (Deficit needs); y necesidades
B que consiguen un nivel más alto en la existencia, el
nivel superior se le denomina como una necesidad del ser (Being needs). Maslow decía que los seres humanos hemos de
resolver nuestras necesidades básicas de supervivencia antes de preocuparnos de
las necesidades de otro nivel superior. Hasta que no hayamos resuelto nuestras
necesidades básicas, no podremos luchar para satisfacer las de un orden
superior, como son las gratificaciones psíquicas y espirituales. La
idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra
atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la
pirámide. Aquí aparecen de abajo hacia arriba, en el orden en que hemos de
conseguirlas.
FISIOLOGÍA:Respiración, alimentación, descanso, sexo, homeostasis.
SEGURIDAD: Seguridad física, de empleo, de recursos,
moral, familiar, de salud, de propiedad.
AFILIACIÓN: Amistad, afecto, intimidad sexual.
RECONOCIMIENTO: Autoreconocimiento, confianza, respeto, éxito.
AUTOREALIZACIÓN: Creatividad, espontaneidad, falta de
prejuicios, resolución de problemas.
Así, una persona
que lucha por respirar o tiene hambre, tiene una motivación primordial, la
supervivencia básica. Cuando ésta esté asegurada podrá cambiar su atención para
pasar a preocuparse de la seguridad o de la libertad. Sintiéndose relativamente
seguro, buscará entonces la intimidad en sus relaciones de familia, los amigos
y su pareja. Una vez que esté confortablemente unido por lazos afectivos con
otra gente, podrá dirigir su atención a la preocupación de satisfacer su
necesidad básica de auto-respeto. Hasta que un individuo no se siente sano,
seguro, amado y competente, no puede buscar la auto-actualización,
que consiste en la búsqueda de conocimiento, la apreciación de la belleza, la
jovialidad, la auto suficiencia, la penetración de la verdad o algún otro de
los quince principales valores B.
La idea básica de esta jerarquía es
que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo una vez se han
satisfecho necesidades inferiores en la pirámide. Las fuerzas de crecimiento
dan lugar a un movimiento hacia arriba en la jerarquía, mientras que las
fuerzas regresivas empujan las necesidades prepotentes hacia abajo en la
jerarquía. En términos de economía se usaba mucho este método de
jerarquización, hasta que se simplificó en una sola "felicidad".
¿Qué clase de persona logra este tipo de
autorrealización o autoactualización? Maslow (1950) identificó 38 personas que
él creía que habían realizado plenamente su potencial. Este selecto grupo
incluía celebridades históricas, como Albert Einstein, Ludwig von Beethoven,
Abraham Lincon y Eleanor Roosevelt, así como otros no tan conocidos. Después de
estudiar de cerca la vida de estas personas, Maslow identificó 16
características que distinguen a estas personas de la gente común: un punto de
vista realista ante la vida; la espontaneidad; preocupación por resolver los
problemas más que pensar en ellos; necesidad de intimidad y un cierto grado de
distanciamiento; independencia y capacidad de funcionar por su cuenta; una
visión no estereotipada de la gente, de las cosas y de las ideas; una historia
de experiencias cumbre profundamente espirituales y que pueden ser de
naturaleza mística o religiosa y que a menudo tienen lugar cuando se actualiza
un valor B, como los momentos en que la persona logra el conocimiento de alguna
verdad; identificación con la raza humana; relaciones profundamente amorosas e
íntimas con unas pocas personas; valores democráticos; la habilidad de separar
los medios de los fines; sentido del humor vivo y no cruel; creatividad,
inconformismo y la habilidad demostrada para alzarse por encima del ambiente
más que ajustarse a él.
Aunque la teoría de Maslow ha servido de inspiración para muchas personas y ha
introducido un grato enfoque de la personalidad sana que es capaz de escalar la
cima de la auto-realización, ha sido criticada por su falta de rigor
científico, especialmente por la subjetividad al definir la auto-actualización.
(Lo cual no debe de sorprendernos, ya que Maslow protestó contra el exceso de
confianza en la ciencia y describió al científico desligado, altamente objetivo
y orientado hacia la prueba, como un ejemplo de la persona que se resiste a
cualquier cosa parecida a una experiencia cumbre).
INTELIGENCIA
Goleman, la inteligencia emocional
Desde hace siglos se pensaba que la función de la
inteligencia era conocer y resolver problemas teóricos. La razón se convirtió
en la facultad intelectual más importante, y la ciencia en su mayor creación;
en cambio, el mundo afectivo fue despreciado, la pesada herencia de la carne,
como diría Shakespeare.
Hemos recibido como herencia la imagen de un ser
humano escindido. A un lado la cabeza y al otro el corazón: aquélla es la sede
de la claridad; éste, el sótano de la confusión. ¿Por qué una persona con un
brillante expediente académico no siempre logra más éxito profesional? ¿Por qué
algunas personas disfrutan más de a vida que otras? ¿Por qué unos son fuertes
en condiciones adversas (piensa en una oposición) mientras que otros se hunden
a la primera?
El psicólogo Daniel Goleman responde a estos
interrogantes en su obra la Inteligencia emocional, donde
resalta el poder de los sentimientos y emociones frente a la fría lógica
racional, porque libres de emociones no seríamos humanos.
Para D. Goleman la inteligencia emocional es la forma de interactuar
con el mundo, engloba habilidades como el control de los impulsos, la
motivación, la perseverancia o la empatía. Ellas configuran rasgos de
personalidad como la autodisciplina, la compasión o el altruismo,
indispensables para la adaptación social.
D. Goleman destaca cinco
habilidades de la inteligencia emocional:
1. Conciencia de uno mismo. Se trata de conocernos a
nosotros mismos
(virtudes, debilidades, emociones e impulsos), darnos cuenta de lo que sentimos
o necesitamos, para dirigir mejor nuestras vidas. Esta competencia se manifiesta
en personas que
piensan antes de actuar y se responsabilizan de sus actos.
2. Autocontrol emocional. Es la habilidad de controlar
nuestras emociones e impulsos para adecuarlos a un objetivo. Las personas que poseen esta
competencia controlan
el estrés y la ansiedad ante situaciones difíciles y son flexibles ante los cambios y las nuevas ideas
3. Automotivación. Es la capacidad de motivarse uno
mismo para lograr
nuestros objetivos. Esto supone saber demorar la gratificación y sofocar la impulsividad, no rendirse a la ansiedad o el
derrotismo, cuando tropezamos con las dificultades contratiempos de la vida.
4. El reconocimiento de las emociones ajenas. La
empatía es la capacidad de “ponernos en el lugar de los demás”. Las personas empáticas son
capaces de escuchar a otro y entender sus problemas o necesidades. Esto les permite trascender los
prejuicios
estereotipos, aceptar las diferencias y ser tolerantes, aptitudes muy necesarias en una sociedad
multicultural.
5. El control de las relaciones. Es el talento para manejar las
relaciones con los demás saber persuadir e influenciar a los demás. Una persona con habilidades
sociales sabe liderar grupos y dirigir cambios, trabajar en equipo y crear buen
ambiente dentro
de un grupo.
La vida emocional crece en un área del cerebro llamada sistema límbico, sobre todo en la
amígdala,
que funciona como una especie de vigía de la mente. Ahí nacen las sensaciones de
placer o disgusto, de ira o miedo. Pero es en el neocórtex donde se procesa las
señales interiores o exteriores, lo que nos permite hacer planes y tener
expectativas.
Esta dicotomía hace que nuestros actos se rijan por dos tipos de mentes: una
emotiva y otra racional. Las dos funciones son inteligentes y se complementan.
No podemos elegir nuestras emociones, ni se pueden desconectar o
evitar. Pero
sí podemos controlar nuestras reacciones emocionales, y lo que hagamos con ellas
depende de nuestro nivel de inteligencia emocional.
Piaget, el desarrollo de la inteligencia
Jean Piaget (1896-1980) ha desarrollado la teoría más coherente
sobre el desarrollo intelectual. En lugar de preocuparse por medir la inteligencia,
lo que se intenta es explicar los mecanismos de su funcionamiento. Esta
teoría constructivista concibe los procesos cognitivos como resultado de la
interacción activa e innovadora del individuo con su entorno físico y social.
Durante el proceso de desarrollo, el niño construye su propia estructura
cognitiva a partir de la maduración, el aprendizaje y la experiencia.
Etapas del desarrollo cognitivo
La inteligencia no es innata ni se adquiere en bloque; es el resultado de la interacción
del individuo y la experiencia. J. Piaget planteó que el" ser humano pasa por
cuatro estadios en su evolución intelectual:
1. Inteligencia sensorio-motriz
(0-2 años)
El niño conoce el medio físico y social mediante el
uso de sistemas sensoriales (la visión y la audición) y motrices (el uso de la boca y la mano para
explorar el mundo).
Las características de esta etapa son:
- El recién nacido sólo posee actos reflejos (succión, llanto). Los reflejos son conductas
innatas, respuestas ante la situación ambiental (estímulos).
- Más tarde,
los reflejos se organizan en hábitos y la percepción es discriminativa: el niño distingue la imagen de
los padres de las de otras personas y coordina la percepción y prensión: coge
los objetos que percibe.
- En tercer lugar, aparece la inteligencia
sensorio-motriz, que le permite manipular objetos. Es “sensoriomotriz”
porque sólo utiliza percepciones de objetos presentes y movimientos coordinados
entre sí. El niño de dos
años entiende que los seres humanos siguen existiendo aunque estén ausentes de la
escena, y pueden realizar actos inteligentes, como tirar del mantel de una mesa
para acercar un objeto (medio-fin).
2. Inteligencia preoperativa (2
a 6-7 años)
En este estadio surge el pensamiento representativo.
El niño puede usar palabras, imágenes y otros símbolos para referirse a
entidades que existen en su entorno. La representación comienza con la imitación -los
niños imitan gestos y movimientos de distintos modelos- y el juego, et dibujo y
el lenguaje también ayudan al desarrollo infantil. El lenguaje permite al niño
reconstruir sus acciones pasadas en forma de relato y anticipar el futuro
mediante la representación verbal y el diálogo consigo mismo. Así surgen las propiedades del
pensamiento infantil, y son: animismo (concibe las cosas como si estuvieran vivas) y egocentrismo (capta una situación sólo desde
su punto de vista).
3. Operaciones concretas (7-11
años)
El niño realiza operaciones con objetos que percibe y
manipula, y aprende
las nociones de cambio y permanencia. El descubrimiento de las relaciones entre objetos por su forma y color
Le permitirá construir esquemas más complejos.
Realizar operaciones concretas se debe a un esquema
del pensamiento: las conservaciones. Por ejemplo, el niño puede modelar una
bola o una salchicha con plastilina. Antes de los siete años cree que (con
respecto a la otra) se ha modificado la cantidad de materia, el peso y el
volumen; hacia
los siete años admite la constancia de la materia; a los nueve, la conservación
del peso, y a los once, la del volumen.
4. Operaciones formales (12-16
años)
Durante este periodo, los adolescentes logran
desprenderse de los objetos inmediatos para razonar sobre lo abstracto y lo
posible.
Aparece el pensamiento hipotético, comienzan a hacer razonamientos
condicionales (“si..., entonces...”) y, aunque la hipótesis no se cumpla, el
adolescente es capaz de deducir las consecuencias que se derivan de ella.
Köhler, la inteligencia animal
Las distintas especies que habitan nuestro planeta
disponen de dos mecanismos complementarios para resolver a adaptación a su
entorno.
Uno es la programación genética, que permite
desencadenar pautas de conducta complejas, sin apenas experiencia previa y con
un alto valor de supervivencia (por ejemplo, reconocimiento y huida ante
depredadores, pautas de cortejo, etc.), pero son respuestas rígidas, incapaces
de adaptarse a nuevas condiciones.
El otro mecanismo adaptativo es el aprendizaje, que
permite modificar la conducta ante los cambios ambientales. Es más flexible y
eficaz a largo plazo, y es más característico de las especies superiores.
La inteligencia considerada como adaptación a nuevas
situaciones no es específica del ser humano; la poseen muchos animales, aunque
en distinto grado. Múltiples investigaciones
muestran que algunos animales pueden resolver problemas y formular planes.
Respecto a La solución de problemas, los chimpancés y
tos delfines han demostrado notables aptitudes ante diferentes pruebas. En
general, se piensa que Los chimpancés disponen de una inteligencia asociativa,
que les capacita para aprender por ensayo y error, y utilizar instrumentos
simples de su contexto físico (palos y piedras).
El psicólogo alemán Wolfgang Köhler trabajó en un
centro de investigación con primates en 1914 en Canarias, donde diseñó varios
experimentos para comprobar la inteligencia de los chimpancés.
Un experimento consistía en poner fuera del alcance de
un chimpancé un plátano y permitir que pudiera utilizar un pato de herramienta
para alcanzar la fruta. La mayoría de los chimpancés evaluaban la situación con
rapidez y solucionaban el problema. Después el plátano se puso más lejos y se
colocaron dos cañas que podían ensamblarse para permitir alcanzar el plátano, pero sólo uno de los chimpancés de Köhler, Sultán,
logró encajar
los palos y alcanzar la fruta. Se demostró así que el chimpancé es capaz de
afrontar una situación nueva y, si tiene todos los elementos a la vista, mostrar una solución al problema.
Otro ejemplo de inteligencia es la “pesca” de termitas
realizada por los chimpancés. Algunos chimpancés adultos quitan las hojas de
largas ramas e introducen éstas en los agujeros de los termiteros. Cuando las
retiran se comen las termitas que se encuentran agarradas a ellas. Los chimpancés más jóvenes
observan a los adultos antes de intentarlo ellos mismos.
Los chimpancés pueden aprender y saber que una pieza
de plástico coloreado significa aceptación y que otra de distinto color
significa negación o utilizar signos verbales que funcionan como palabras
significativas. Y a diferencia de La mayoría de los primates, los chimpancés se
reconocen a sí mismos en el espejo, tienen sentido de su propia identidad. Confrontados con su imagen en
el espejo, otros
monos reaccionan atacándolo como si fuera otro. Los chimpancés, sin embargo,
reaccionan la primera vez como los niños y enseguida se reconocen a sí mismos.
La capacidad mental de los chimpancés no es idéntica a
la humana. Indudablemente, el avance evolutivo de nuestra inteligencia y La
aparición de códigos simbólicos que nos permiten disponer de la realidad sin
tenerla presente, e incluso crearla, nos distingue claramente del resto de los
animales.
Gardner, inteligencias múltiples
El psicólogo de la Universidad de Harvard
Howard Gardner estableció una nueva concepción sobre la inteligencia en su
libro Frames of Mind (1983): su teoría de las inteligencias
múltiples. Esta teoría se basa en investigaciones en el ámbito de las ciencias
cognitivas, de La psicología evolutiva y de la neurociencia de pacientes con
daños cerebrales, personas superdotadas y con niños de diferentes culturas.
H. Gardner considera que la inteligencia es una
amalgama de destrezas para crear, aprender y resolver problemas, que permite al
individuo resolver las situaciones de la vida y hacer algo valioso para una
comunidad o cultura. La mayoría de
los individuos tienen todas esas inteligencias, aunque su desarrollo depende de
la dotación biológica, su interacción con el entorno y de la cultura imperante
en su momento histórico. Las inteligencias se combinan y usan en diferentes
grados de manera personal y única.
H. Gardner reconoce que las inteligencias se pueden
desarrollar, cuando hasta hace poco tiempo era considerada innata e inamovible
y que en el viaje de la vida no basta con tener buen expediente académico.
Todos sabemos que algunas personas aprenden con más
facilidad que otras, que hay diferencias entre personas que se desarrollan en
un medio social u otro, y de igual manera que existen diferentes
personalidades, hay distintos perfiles intelectuales. A continuación,
presentamos una breve descripción de tos ocho tipos de inteligencia:
Inteligencia lingüística: es la capacidad para usar
palabras de manera efectiva, sea en forma oral o por escrito. Esta inteligencia incluye Las habilidades
que se relacionan con el dominio del lenguaje: la poética (los creadores del
lenguaje), la retórica de los políticos (el. lenguaje para persuadir a otros),
la mnemotecnia (el. lenguaje para recordar información), la explicación (dar
argumentos) y el metalenguaje (el lenguaje para hablar sobre el lenguaje). Es
propia de poetas, escritores, oradores y abogados.
Inteligencia lógico-matemática: es la capacidad para utilizar
los números y razonar adecuadamente. Esta inteligencia incluye la comprensión de los
esquemas y relaciones lógicas, las proposiciones (si-entonces; si y sólo si...,
entonces; causa-efecto) y las abstracciones. Los procesos que esta inteligencia
utiliza comprenden: la categorización, la clasificación, la inferencia, la
generalización, eL cálculo y la demostración de hipótesis. Es característica de
científicos, filósofos, matemáticos y programadores informáticos.
Inteligencia espacial: es la aptitud para percibir de
forma correcta el mundo visual espacial (explorador y guía) y ejecutar
transformaciones sobre esas percepciones (ingeniero, arquitecto, artista,
decorador e inventor). Esta inteligencia incluye la sensibilidad al color, la forma, et
espacio y las relaciones que existen entre estos elementos.
Inteligencia musical: es la capacidad de transformar (un compositor),
expresar (un músico que toca el violín), discriminar (crítico musical) y
escuchar (un aficionado a la música) las formas musicales. Esta
inteligencia incluye la sensibilidad al ritmo, el tono o la melodía de una
pieza musical.
Inteligencia kinestésica: es la capacidad para utilizar el
propio cuerpo, la expresión corporal y la manipulación efectiva de objetos, y
se manifiesta en actividades como la cirugía médica, el baile, la artesanía o
los deportes.
Inteligencia intrapersonal (conocimiento de sí mismo):
consiste en comprender los propios pensamientos, sentimientos y emociones para
guiar la propia conducta. Esta inteligencia supone tener una autoimagen precisa (virtudes y
limitaciones), conciencia de los estados de ánimo, conocer los propios motivos
o deseos, y tener autocomprensión y disciplina. Es característica de
psicólogos, filósofos y artistas.
Inteligencia interpersonal (capacidades sociales): es
la capacidad de entender e interactuar bien con los demás. Esta inteligencia incluye la
sensibilidad a las expresiones faciales, la voz y los gestos, la capacidad para
discriminar diferentes clases de señales interpersonales y saber responder de
manera efectiva en la práctica (por ejemplo, influenciar a un grupo de personas
para seguir una línea de acción). Es propia de educadores, médicos y políticos.
Inteligencia naturalista: es la capacidad de distinguir,
clasificar y utilizar objetos del mundo natural. Fue incorporada por Gardner a su
teoría en 1,995, después de realizar algunos experimentos. Incluye las
habilidades de observación, reflexión y cuestionamiento de nuestro entorno.
Si consideramos que La teoría de Gardner es correcta,
las pruebas de CI tradicionales sólo miden una parte de la inteligencia: las habilidades
lingüísticas, lógico-matemáticas y espaciales. Una implicación de esta teoría
es que Las escuelas desperdician el potencial humano. Y ahora que conocemos los
tipos de inteligencia y los estilos de enseñanza-aprendizaje, es absurdo que
sigamos insistiendo en que todos los alumnos aprendan las mismas cosas y de la
misma manera.
Por tanto, los sistemas educativos deben conseguir que
el proceso de enseñanza-aprendizaje sea una práctica personalizada y descubrir
los talentos de cada persona, qué campos del conocimiento te atraen más y dónde
podría desarrollar mejor sus habilidades.
Fue un pedagogo y psicólogo francés. Se le conoce por su esencial
contribución a la psicometría y a la psicología diferencial como diseñador del test
de predicción del rendimiento escolar, en colaboración con Théodore Simon, que fue base para el desarrollo
de los sucesivos test de inteligencia. El test tenía como finalidad
práctica y única la de identificar a escolares que requerían una atención
especial. Tenía la esperanza de que su test se utilizaría para mejorar la
educación de los niños, aunque temía que se empleara para etiquetarlos y en
consecuencia se limitaran sus oportunidades
El cociente intelectual o CI en forma abreviada, es una
puntuación, resultado de alguno de los test
estandarizados diseñados para medir la inteligencia. En dicho método, se dividía la "edad mental" por la
"edad cronológica" y se multiplicaba el resultado por 100, dando como
resultado el mencionado cociente.
Aunque aún se emplea habitualmente el
término CI para referirse al resultado de un test de inteligencia, se
basa en la proyección del rango medido del sujeto en una campana
de Gauss formada por la distribución de los valores
posibles para su grupo de edad, con un valor central (inteligencia media) de
100 y una desviación estándar de 15. Los valores por
encima de 100 están por encima de la media; los valores por debajo de 100 están
por debajo de la media. Distintos test pueden tener distintas desviaciones
estándar.